Tengo el préstamo de la farmacia a tipo variable, pros y contras de pasarse a tipo fijo

A lo largo de los últimos meses hemos asistido a un intenso y rápido incremento de los tipos de interés. Esto se debe al cambio de política monetaria implementado por el Banco Central Europeo para hacer frente al fuerte repunte de la inflación que hemos experimentado a lo largo de 2022.

La mayoría de los préstamos bancarios destinados a actividades empresariales se han formalizado a tipo variable para aprovechar la coyuntura de tipos excepcionalmente bajos que hemos vivido los últimos años. La brusca subida del Euribor (tipo de referencia para la práctica totalidad de estos préstamos) está provocando un incremento considerable en las cuotas de las financiaciones, tanto en los préstamos de adquisición de farmacia como los destinados a reformas y adquisición de mobiliario y equipamiento.

Esta subida de las cuotas es más intensa cuanto mayor sea el plazo restante de la financiación. Por ello, afecta especialmente a los préstamos a largo plazo formalizados durante los últimos años.

Desventajas ante el cambio a tipo fijo

A la hora de plantear con nuestra entidad financiera la posibilidad de cambiar el préstamo a tipo fijo nos encontramos con una serie de inconvenientes:

• La mayoría de las entidades no ofrecen tipos fijos para esa clase de préstamos empresariales, por lo que en muchos casos sería necesario cambiar de entidad.
• Los tipos fijos que se están ofreciendo actualmente son considerablemente más altos que hace unos meses. Esto quiere decir que al pasar a tipo fijo nos estamos encadenando a un tipo de interés bastante elevado, sin podernos beneficiar de posibles bajadas de tipos en el futuro.
• Si decidimos cambiar de banco para acceder a un préstamo a tipo fijo se generan una serie de gastos: notaría, registro, impuestos y gestoría. En los préstamos de vivienda, según la normativa LCCI, estos gastos los asume el banco, pero en los préstamos empresariales lo normal es que el cliente asuma todos o parte de estos gastos.

Otras alternativas

Teniendo en cuenta estos inconvenientes habría que valorar otras opciones que nos pueden proteger parcialmente de futuros incrementos de los tipos de interés. Eso sí, sin condenarnos a asumir un tipo fijo elevado durante toda la vida restante del préstamo.

Probablemente, el instrumento más utilizado para cubrir esta necesidad es el CAP. Se trata de un producto derivado que funciona de forma similar a un seguro de tipo de interés. El cliente paga una prima y si el Euribor sube por encima de un tipo de interés que se fija como referencia (strike), la entidad que emite el CAP le abona al cliente la diferencia entre el Euribor y el strike. Esta cobertura se suele contratar para periodos limitados, normalmente de tres a cinco años.