La exposición a temperaturas extremas influye en la salud mental de los adolescentes

Un estudio liderado por el Instituto de Salud Global de Barcelona (ISGlobal) ha revelado que la exposición a temperaturas ambientales extremas, tanto frías como cálidas, puede influir negativamente en la salud mental de los adolescentes. La investigación, realizada en casi 5.000 jóvenes de los Países Bajos y España, encontró asociaciones significativas entre las variaciones térmicas y la aparición de síntomas psiquiátricos como ansiedad, depresión y problemas de atención.

El estudio se basó en datos de dos cohortes europeas de nacimiento: el estudio Generation R en Rotterdam, Países Bajos, y el Proyecto INMA en España, que incluye regiones como Guipúzcoa, Sabadell y Valencia. Los investigadores analizaron las temperaturas ambientales diarias en los hogares de los participantes durante tres periodos distintos, hasta dos meses antes de evaluar los síntomas psiquiátricos. Estos síntomas fueron evaluados mediante un cuestionario estandarizado completado por las madres, abarcando problemas de interiorización (ansiedad y depresión), exteriorización (comportamiento agresivo e incumplimiento de normas) y atención.

Se analizaron las temperaturas ambiente en los hogares de los adolescentes participantes cada día y durante tres periodos distintos, dos meses antes de evaluar los síntomas psiquiátricos

Los hallazgos indicaron que, en la cohorte neerlandesa, la exposición al frío se asociaba con un incremento en los problemas de interiorización. Por ejemplo, una exposición acumulativa de dos meses a temperaturas alrededor de 5,5 °C conllevaba un aumento significativo en las puntuaciones de ansiedad y síntomas depresivos. Por su parte, en la cohorte española, la exposición al calor se relacionó con un aumento en los problemas de atención. Así, adolescentes expuestos a una temperatura media de 21,7 °C durante dos meses presentaron puntuaciones más altas en esta área.

Mecanismos fisiológicos

Estos resultados sugieren que incluso cambios moderados en la temperatura pueden afectar la salud mental de los adolescentes, con efectos que varían según la región climática. La ausencia de asociaciones entre el frío y los adolescentes españoles, así como entre el calor y los participantes neerlandeses, podría indicar que se requiere una exposición prolongada a temperaturas extremas para evidenciar estos efectos.

“El hecho de no detectar ninguna asociación con el frío en adolescentes de España ni con el calor en participantes de Países Bajos podría sugerir que se requiere una exposición prolongada a temperaturas extremas para evidenciar estos efectos”, explica Mònica Guxens, profesora de Investigación Icrea en ISGlobal y autora principal del estudio.

Los mecanismos subyacentes a estas asociaciones pueden incluir respuestas fisiológicas al frío, como la vasoconstricción, que altera la temperatura corporal y la función cerebral, provocando problemas de interiorización. Por otro lado, la exposición al calor puede aumentar las hormonas del estrés y los marcadores de inflamación, dificultando la refrigeración y oxigenación del cerebro, lo que afecta la concentración y contribuye a problemas de atención. Además, tanto el frío como el calor pueden causar malestar físico, afectando negativamente el estado de ánimo y el bienestar emocional.

Dado el contexto del cambio climático y el aumento de temperaturas extremas, es crucial profundizar en la investigación sobre cómo estas variaciones pueden afectar a poblaciones vulnerables. Comprender estos efectos es esencial para desarrollar estrategias que protejan a los grupos más vulnerables, especialmente a los adolescentes, y para integrar consideraciones de salud mental en las políticas de acción climática.