IN MEMORIAM: Manuel Domínguez Arqués

Por Enrique Granda

Escribo este recuerdo emocionado a Manuel Domínguez, como amigo y colaborador de FEFE desde hace muchos años, representando a los cuatro presidentes que le han sucedido, y que han delegado en mí esta triste y necesaria tarea; a la que quiero dar comienzo transmitiendo a su esposa, hijos y hermanos el pesar que provoca su ausencia, en todos los que le hemos conocido y tratado. Condolencias que hago extensivas a toda la familia farmacéutica y de FEFE en particular.

Manuel, fue el primer presidente de FEFE entre los años 1985 y 2002, y a él se debe, sin lugar a dudas, haber conformado la personalidad de esta patronal, en la que supo mantener la visión de una federación empresarial con voz propia, sin dejarse influenciar por intereses ajenos. Su valentía y convicción en esta lucha le granjearon el respeto y la admiración de los farmacéuticos con botica, convirtiéndolo en un verdadero referente en el sector farmacéutico, aunque también le costó disgustos en sus relaciones con el Consejo General, del que tuvo que dimitir como Vocal de Oficina de Farmacia, para mantener la independencia de FEFE.

Manolo, que es como todos le conocíamos, fue un líder natural, que se supo rodear de colaboradores que habían de convertirse en verdaderos titanes de nuestra Farmacia, como Carlos González Bosch; Miguel Azpilicueta; Saturio Fuentes; Luis González, y tantos otros que habrían de ocupar puestos muy destacados en los Colegios o en la Distribución.

Una de las cualidades que destacaba en Manuel era su firme convicción en la independencia de la patronal frente a las organizaciones corporativas. Siempre defendió que la voz de FEFE debía ser autónoma y representar de manera genuina los intereses de los empresarios farmacéuticos. Su lucha por preservar esta independencia, en un contexto donde los intereses a veces podían entrecruzarse, fue un ejemplo de integridad y coherencia que sus sucesores, Isabel Vallejo, Fernando Redondo, José Luis Rodríguez Dacal y Luis de Palacio, han sabido mantener y preservar.

Pero más allá de sus logros en el ámbito empresarial, Manuel Domínguez Arqués era reconocido por su espíritu de consenso y su habilidad para construir puentes entre diferentes actores del sector. Su valentía y determinación para resistir las presiones externas son un testimonio de su carácter íntegro y su dedicación a una gestión transparente.

Su sonrisa franca y su carácter afable iluminaban cualquier espacio al que entraba. Su positividad y optimismo eran una fuente inagotable de energía para todos los que tuvimos el privilegio de conocerlo. En los momentos difíciles, su espíritu jovial se convirtió en un faro de esperanza, recordándonos que, con una sonrisa y una actitud positiva, se pueden superar los obstáculos más desafiantes.

Hoy despedimos a Manuel Domínguez Arqués, pero su legado perdurará en cada farmacia y en cada profesional que continúe su labor. Su dedicación a la farmacia y su compromiso con la independencia de FEFE, su capacidad para buscar consensos y su inigualable buen humor seguirán siendo una inspiración para todos nosotros.