El “skinimalism” o cómo menos es más en nuestra rutina de piel
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Dermocosmética
El “skinimalism” o cómo menos es más en nuestra rutina de piel
En el mundo del cuidado de la piel, estamos acostumbrados a ver rutinas largas, con múltiples pasos. Pero, ¿es realmente necesario? El “skinimalism” es una tendencia que busca simplificar nuestra rutina para enfocarse solo en lo esencial.

Escrito porRedacción MF
Publicado: 30 abril 2025
En los últimos años, el cuidado de la piel se ha vuelto cada vez más exigente, por lo que es común llegar a pensar que nuestra rutina necesita de una gran cantidad de productos. Sin embargo, lo cierto es que al aplicar tantos productos sin supervisión de un especialista, podemos llegar a saturar u obstruir los poros, además de estar generando un impacto negativo en el medio ambiente. Ante pacientes que busquen orientación a la hora de cuidar su piel, podemos hablarles del “skinimalism” y de cómo tres pasos son suficientes para una rutina adecuada.
El "skinimalism" es un enfoque minimalista que elimina lo innecesario de nuestra rutina de cuidado de la piel. Consiste en usar productos efectivos y reducir la cantidad de pasos a lo esencial, con el fin de optimizar nuestro tiempo y focalizarse únicamente en lo que nuestra piel necesita. Se trata de una tendencia que nace como respuesta directa al auge de las rutinas de belleza como las coreanas que, con sus múltiples pasos, pueden resultar excesivas y poco prácticas.
Rutina esencial para el cuidado de la piel
El "skinimalism" puede comenzar desde una evaluación de lo que realmente necesita nuestra piel para, posteriormente, elegir la rutina que más se adecúe a nuestras necesidades. A continuación, los tres pasos básicos que no deben faltar en nuestro día a día:
- Preparación de la piel: Nuestro día debe comenzar con una limpieza profunda para eliminar impurezas y células muertas, o posibles restos de maquillaje. De esta manera, lograremos que el resto de los productos penetren y funcionen mejor. Pieles normales o secas exigirán un limpiador con textura cremosa o una loción rica para limpiar y nutrir suavemente la piel, mientras que pieles grasas o mixtas requerirán de un gel u otra alternativa más ligera.
- Tratamiento: En este paso es donde debemos enfocarnos en las necesidades específicas de nuestra piel, como manchas, arrugas, acné o sensibilidad. Puede incluir el uso de un tónico natural y suave con propiedades calmantes y una crema hidratante ajustada a nuestro tipo de piel.
- Hidratación y protección: El paso final y, a la vez, el más importante incluye la aplicación de un protector solar hidratante con SPF30 o superior. De este modo, lograremos mantener la piel protegida del daño solar, previniendo otros efectos no deseados como manchas o arrugas.
En definitiva, una buena rutina de piel implica escoger productos de calidad -que no necesariamente caros ni numerosos-, con el fin de tener una rutina simple, realista y, a su vez, efectiva. Para ello, como farmacéuticos, podemos hablarles a nuestros pacientes de este enfoque más minimalista, cuyo único reto implica conocer las necesidades concretas de nuestra piel. Y, como en muchas ocasiones no es tan sencillo, acudir a un especialista para que nos oriente puede ser un buen comienzo.