Atrás Dismorfia muscular: un trastorno creciente que afecta la salud física y mental masculina

Dismorfia muscular: un trastorno creciente que afecta la salud física y mental masculina

La búsqueda de un cuerpo perfecto impulsada por redes sociales y estándares culturales impacta directamente en la estabilidad emocional.

Dismorfia muscular: un trastorno creciente que afecta la salud física y mental masculina

Escrito porRedacción MF

Publicado: 09 diciembre 2024

La dismorfia muscular, también conocida como vigorexia, es una condición psicológica relacionada con el Trastorno Dismórfico Corporal (TDC). Este trastorno lleva a los afectados a percibir su cuerpo como insuficientemente musculoso o definido, independientemente de su apariencia real. Según la Cleveland Clinic, este trastorno afecta predominantemente a hombres jóvenes y se caracteriza por pensamientos obsesivos y conductas compulsivas, como ejercicio excesivo y dietas restrictivas.

Mientras el paciente puede parecer físicamente saludable, su salud mental y social se encuentran en riesgo, debido a la fijación constante con alcanzar un ideal corporal inalcanzable.

Estándares estéticos irreales

La creciente influencia de las redes sociales es un factor clave. Plataformas como Instagram y TikTok promueven estándares estéticos irreales, fomentando comparaciones sociales negativas y reforzando expectativas poco realistas sobre el cuerpo masculino.

Además de la presión digital, factores culturales y psicológicos profundizan la problemática. Entre otros, antecedentes de bullying, baja autoestima o un historial de abuso emocional son comunes en personas que desarrollan dismorfia muscular. A nivel biológico, estudios han señalado alteraciones en la actividad cerebral que refuerzan pensamientos obsesivos relacionados con la apariencia física.

Antecedentes de bullying, baja autoestima o un historial de abuso emocional son comunes en personas que desarrollan dismorfia muscular

El deseo extremo de ganar musculatura lleva a muchos pacientes a adoptar rutinas de ejercicio excesivas y a consumir suplementos. El abuso de esteroides está asociado con efectos secundarios graves, como daño hepático, hipertensión, infertilidad y problemas cardíacos.

A nivel mental, las personas con dismorfia muscular suelen experimentar ansiedad, depresión y aislamiento social. El impacto en la calidad de vida es significativo, ya que muchos afectados limitan su interacción social o laboral para evitar romper rutinas de ejercicio o alimentación.

El diagnóstico de la dismorfia muscular es un desafío, ya que los pacientes tienden a ocultar su preocupación excesiva por el cuerpo. Un diagnóstico efectivo requiere de una evaluación psicológica detallada que identifique pensamientos obsesivos y comportamientos compulsivos relacionados con la apariencia.

No obstante, el tratamiento puede variar. Por un lado, la terapia cognitivo-conductual (TCC) ayuda a los pacientes a identificar y cambiar patrones de pensamiento distorsionados. En algunos casos, los antidepresivos, como los inhibidores selectivos de la recaptación de serotonina (ISRS), son útiles para controlar los síntomas obsesivos y depresivos. Además, fomentar relaciones sociales positivas y una visión saludable del cuerpo puede complementar el tratamiento clínico.

Educación y sociedad

Promover la aceptación de diferentes tipos de cuerpo desde una edad temprana es esencial para prevenir la dismorfia muscular. La inclusión de programas en centros educativos que aborden la salud mental y la imagen corporal puede reducir significativamente la incidencia de este trastorno.

Además, implementar políticas para limitar la exposición a contenido que promueve estándares de belleza irreales también es clave, pues fomentar un uso más crítico y consciente de estas plataformas puede disminuir la presión social que experimentan los hombres jóvenes.

La dismorfia muscular no solo afecta la salud individual, sino que refleja un problema social más amplio. Su abordaje requiere esfuerzos coordinados entre profesionales de la salud, educadores y la sociedad en general. Detectar los síntomas de manera temprana y ofrecer apoyo adecuado puede marcar la diferencia para quienes enfrentan este trastorno.