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Nevus azul: el lunar que requiere seguimiento clínico

Aunque poco frecuente, el nevus azul es un tipo de lunar benigno que puede alarmar por su color y su profundidad en la piel. Reconocer sus características y saber cuándo derivar al dermatólogo es clave para un adecuado seguimiento desde la farmacia.

Inspección de lunares

Escrito porRedacción MF

Publicado: 01 julio 2025

Los lunares, también llamados nevus, son un motivo habitual de consulta en farmacias. Aunque la mayoría de estas pigmentaciones de la piel son inofensivas, hay algunos lunares que se deben revisar de manera especial. Entre ellos destaca el nevus azul, un tipo de lunar poco frecuente que, por su aspecto puede causar cierta preocupación en el paciente.

¿Qué es un nevus azul?

El nevus azul es una lesión benigna de la piel, que presenta un aspecto compacto y un color azulado o gris oscuro. Esto se debe al fenómeno físico conocido como efecto Tyndall, que ocurre cuando los melanocitos, que son las células responsables de la pigmentación, están situados en las capas más profundas de la dermis. Esto hace que la luz que atraviesa la piel se disperse de forma que refleja un tono azulado.

Estos lunares normalmente son pequeños, no miden más de un centímetro, están bien delimitados, tienen forma redondeada y superficie lisa. Aunque el nevus azul puede aparecer en cualquier parte del cuerpo, se presenta con mayor frecuencia en zonas expuestas al sol como: dorso de las manos, antebrazos, cara, dorso de los pies, zona sacra o glútea, en algunos casos.

Puede aparecer tanto en hombres como en mujeres y a cualquier edad, aunque es más común su diagnóstico en adultos jóvenes. También puede estar presente desde el nacimiento, aunque no es lo habitual.

¿Por qué se forma?

La aparición del nevus azul se debe, como en otros tipos de lunares, a una agrupación de melanocitos en una misma zona de la piel. Sin embargo, en este caso, estas células se sitúan más profundamente en la dermis. Esto puede desencadenarse por factores genéticos, influencias hormonales o incluso a una migración anómala de melanocitos durante el desarrollo embrionario.

Aunque su aparición no está directamente relacionada con la exposición solar, es recomendable aplicar siempre fotoprotección, ya que la radiación ultravioleta puede afectar a la piel y provocar cambios en lesiones pigmentadas.

Un lunar que requiere de observación

El nevus azul es, en la mayoría de los casos, una lesión benigna que no suele variar. Sin embargo, en algunos casos puede presentar algunas características que se asemejan al melanoma, como su color oscuro o un rápido crecimiento inicial, lo que puede generar preocupación.

Para descartar cualquier sospecha, es importante conocer y aplicar la regla del ABCDE, una herramienta clínica útil para identificar aquellos lunares que deberían consultarse con un especialista:

  • A (Asimetría): las dos mitades del lunar no son iguales.
  • B (Bordes): los márgenes son irregulares o mal definidos.
  • C (Color): existen varias tonalidades en la misma lesión.
  • D (Diámetro): mayor a 6 milímetros.
  • E (Evolución): cualquier cambio en forma, tamaño, color o síntomas (como picor o sangrado).

Ante la mínima duda, es recomendable derivar al paciente al dermatólogo para realizar una exploración más precisa, que puede incluir dermatoscopia o incluso una biopsia si se sospecha transformación maligna.