¿Siempre que sudamos olemos mal?
Atrás ¿Siempre que sudamos olemos mal?
Dermocosmética
¿Siempre que sudamos olemos mal?
El sudor es el encargado de regular la temperatura corporal, y aunque parezca que sí, no siempre huele mal. Descubre los mitos y realidades detrás del sudor y cómo evitar que huela.

Escrito porRedacción MF
Publicado: 06 agosto 2024
El sudor es un fenómeno natural imprescindible para nuestro organismo. Se produce en las glándulas sudoríparas y permite la eliminación de toxinas y sustancias de desecho a través de la piel, jugando un papel clave en la regulación de la temperatura corporal. A pesar de la percepción común que asocia el sudor con la falta de higiene, es importante entender mejor sus características y funciones para desmitificar algunas creencias.
Existen dos tipos principales de glándulas sudoríparas: las ecrinas y las apocrinas. Las glándulas ecrinas están distribuidas por todo el cuerpo y son responsables de regular la temperatura. El sudor producido por estas glándulas es, generalmente, inodoro e incoloro.
Por otro lado, están las glándulas apocrinas, que se encuentran en áreas específicas como las axilas, la zona genital y el cuero cabelludo. El sudor de las glándulas apocrinas es más rico en proteínas y lípidos, lo que lo hacen atractivo para las bacterias que causan el mal olor.
El sudor en sí no tiene olor, lo causan las bacterias
Contrario a la creencia popular, el sudor en sí no tiene un olor desagradable. La composición del sudor incluye agua, sales minerales, sustancias orgánicas, lactato y urea. El mal olor asociado con el sudor se debe a la acción de las bacterias que metabolizan las sustancias orgánicas presentes en el sudor, produciendo compuestos volátiles responsables del característico aroma.
Otra creencia errónea es que las personas que sudan más tienden a oler peor. La cantidad de sudor no siempre está relacionada con un incremento del mal olor. Factores como la genética, la dieta, las hormonas, la actividad física, los hábitos de higiene y el entorno influyen significativamente en la composición y olor del sudor.
La microbiota cutánea, un conjunto de bacterias, hongos y otros microorganismos que viven en la piel, desempeña un papel crucial en el olor del sudor. Un equilibrio saludable de estos microorganismos es vital para mantener el olor corporal bajo control, pues las alteraciones pueden llevar a trastornos como la sudoración excesiva y el mal olor.
Cómo evitar el olor en el sudor: ¿desodorantes, antitranspirantes o antiolorantes?
Es importante diferenciar entre desodorantes y antitranspirantes. Los desodorantes están diseñados para enmascarar o reducir los olores desagradables mediante el uso de sustancias antimicrobianas o perfumes. Sin embargo, los antitranspirantes, actúan reduciendo la cantidad de sudor producido, lo que a su vez disminuye la humedad y, por ende, la proliferación bacteriana.
Muchos productos combinan desodorantes y antitranspirantes, ofreciendo ambas funciones en un solo artículo. Existe una cierta preocupación sobre los efectos de los antitranspirantes, no obstante, estos productos no son perjudiciales para la salud, sin embargo, su uso puede provocar irritación o inflamación de la piel si no se siguen las instrucciones adecuadas o se tiene la piel sensible.
Lo mismo puede pasar por el uso de desodorantes que contienen alcohol, que incluso pueden provocar manchas en la piel debido al aumento del riego sanguíneo y la sensibilidad cutánea. Es importante seleccionar productos adecuados para cada tipo de piel, evitando aquellos ingredientes que puedan causar reacciones adversas, en esta tarea puede ayudarte tu farmacéutico.
La piedra de alumbre es un producto del que también se ha hablado mucho en los últimos años. Compuesta principalmente por potassium alum, es un mineral natural con propiedades astringentes que reduce la sudoración e inhibe el crecimiento bacteriano.
También existen los antiolorantes, que son altamente efectivos para controlar el mal olor al regular la microbiota cutánea. Estos productos también se utilizan para tratar afecciones como el acné o la rosácea, sin embargo, son más complicados de encontrar.