Del tratamiento sintomático a la intervención sobre la inflamación sistémica: así ha evolucionado el abordaje de la dermatitis atópica
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Innovación en salud
Del tratamiento sintomático a la intervención sobre la inflamación sistémica: así ha evolucionado el abordaje de la dermatitis atópica
La irrupción de los fármacos biológicos y los inhibidores de JAK han transformado el tratamiento de las formas moderadas y graves de la enfermedad.
Escrito porRedacción MF
Publicado: 05 diciembre 2025
La dermatitis atópica ha dejado de ser una patología tratada casi exclusivamente con formulaciones tópicas. En los últimos años, la llegada de los fármacos biológicos y de los inhibidores de JAK ha supuesto un punto de inflexión en el manejo de esta enfermedad inflamatoria crónica de la piel, especialmente en sus formas moderadas y graves. Estos avances no solo han ampliado el arsenal terapéutico, sino que han permitido actuar de forma directa sobre los mecanismos inflamatorios de la enfermedad, mejorando de manera significativa la calidad de vida de los pacientes.
Hasta hace relativamente poco, las opciones terapéuticas se centraban en corticoides tópicos y emolientes específicos destinados a reducir la inflamación y prevenir brotes. Sin embargo, el mejor conocimiento de la fisiopatología de la dermatitis atópica ha impulsado el desarrollo de terapias dirigidas que actúan sobre dianas concretas del proceso inflamatorio.
En los últimos años se han incorporado tratamientos sistémicos sobre los que se sigue investigando. Se trata de fármacos ya aprobados para su uso en pacientes con dermatitis atópica de moderada a grave y, en algunos casos, también con indicación en población pediátrica, lo que permite abordar los casos más complejos.
La evolución terapéutica permite hoy actuar directamente sobre los mecanismos inflamatorios de la enfermedad y no solo sobre sus síntomas
Entre los principales avances destacan los fármacos biológicos y los inhibidores de JAK orales , que se han aprobado en población adulta y, en determinados casos, también en pacientes pediátricos. Ofrecen una alternativa eficaz en situaciones donde los tratamientos convencionales resultaban insuficientes.
Desde el punto de vista de la farmacia comunitaria, estos nuevos tratamientos suponen realizar un adecuado seguimiento terapéutico, garantizar la adherencia, detectar efectos adversos y llevar a cabo una labor de educación sanitaria al paciente. Estos aspectos son clave para asegurar el éxito del tratamiento en un contexto de terapias de alta especialización. Además, los farmacéuticos tienen un rol esencial a la hora de ayudar a mejorar la calidad de vida de estos pacientes.
Una enfermedad con alto impacto sistémico
Más allá de las manifestaciones cutáneas, la dermatitis atópica tiene un impacto profundo en la vida diaria. Más del 80% de los pacientes presenta alteraciones del sueño durante los brotes, y no es infrecuente su asociación con ansiedad, depresión, déficit de atención y dificultades en las relaciones sociales y laborales. Esta carga física y emocional refuerza la necesidad de un abordaje integral y multidisciplinar.
Además, en muchos casos, la dermatitis atópica constituye la primera manifestación de la denominada marcha atópica, un proceso evolutivo en el que los eccemas en edades tempranas pueden preceder al desarrollo de alergias alimentarias, rinitis alérgica o asma bronquial. En este contexto, el diagnóstico precoz y el seguimiento especializado resultan clave para frenar esta progresión. La recomendación es acudir al especialista desde la aparición de los primeros síntomas para evitar retrasos diagnósticos e iniciar cuanto antes el tratamiento más adecuado.
Según las estimaciones epidemiológicas, alrededor del 20% de los niños y entre el 7% y el 14% de los adultos en Europa y Estados Unidos padecen dermatitis atópica. Pese a su elevada prevalencia, sigue siendo una enfermedad infravalorada en términos de impacto sociosanitario, lo que refuerza la importancia de llevar a cabo iniciativas de concienciación.