La esencialidad de las prácticas preprofesionales en la formación del farmacéutico

Los estudios universitarios de Farmacia en España comienzan en 1845, por lo que cuentan con una larga tradición. El grado consta de 300 ECTS y la directiva comunitaria 2005/36/CE, en su artículo 44, regula los requisitos y especifica las competencias que debe adquirir el futuro farmacéutico, convirtiéndole en el único profesional especializado en el fármaco y el medicamento, tanto en su diseño, fabricación, dispensación, devenir y efecto en el organismo y la educación sanitaria al respecto. Todos los títulos de Grado en Farmacia deben cumplir la Orden CIN/2137/2008.

El Grado en Farmacia proporciona una formación sólida, muy completa en disciplinas básicas y científicas y permite incorporar la innovación científica y tecnológica fruto de la investigación, sustentando a su vez el aprendizaje a lo largo de la vida. Además, prepara al estudiante para asimilar con eficiencia los nuevos escenarios tecnológicos y profesionales a los que se van a enfrentar en su vida profesional.

En la Facultad de Farmacia de la USPCEU, de los 300 ECTS un 10 % corresponde a las prácticas tuteladas. Estas se realizan, según normativa europea, en servicios de farmacia de hospitales y/o en farmacias comunitarias y cada vez es mayor el número de estudiantes que deciden realizarlas en movilidad gracias al programa Erasmus.

Para garantizar la calidad de estas prácticas preprofesionales, las farmacias que acogen a nuestros estudiantes deben tener implantada la “Guía de Buenas Prácticas” del Colegio Oficial de Farmacéuticos de Madrid. Los servicios de farmacia hospitalaria deben de estar acreditados para la formación FIR en farmacia hospitalaria.
Además, la gestión interna de estas prácticas se evalúa anualmente según la norma UNE-EN ISO 9001:2015. 

De los 270 ECTS restantes, un 40 % lo constituyen actividades de carácter práctico que se realizan en laboratorios especializados según el ámbito de estudio de cada asignatura.

Para garantizar la calidad de estas prácticas, se requieren unas instalaciones apropiadas a las necesidades del título, equipadas con instrumentación avanzada, acordes con las normas de seguridad y que acojan grupos reducidos de estudiantes, para una mejor experiencia de aprendizaje. La instalación de un aula práctica, siguiendo el modelo de una oficina de farmacia, es también una muestra importante de la evolución hacia la educación en competencias. Este nuevo entorno favorece la transversalidad entre diferentes disciplinas.
Para todas estas prácticas, tanto las de laboratorio, como las tuteladas, es necesaria la presencialidad, para que el estudiante, a través de la prueba, el error, la corrección y la repetición, pueda adquirir las habilidades necesarias para el desarrollo de la profesión.

En un comunicado de la Conferencia Nacional de Decanos de Facultades de Farmacia de España (CNDFE, Julio 2021) declarábamos: “La CNDFE considera que todos los grados universitarios en el campo de las Ciencias de la Salud, por sus específicas características, requieren de una elevada presencialidad para llegar a obtener las competencias profesionales y, en el caso concreto del Grado en Farmacia, obtener una formación óptima en el que la salud de los pacientes esté del todo asegurada”.

La elevada carga práctica es una de las características principales que permite a nuestros estudiantes, junto con la docencia teórica, adquirir las competencias definidas en la directiva comunitaria y convertirles en los únicos especialistas en fármacos y medicamentos que persiguen con su trabajo prevenir o mejorar la salud de los ciudadanos.