Poner en valor el tejido empresarial sanitario

Como profesionales del ámbito de la salud somos quizás más conscientes que nunca del carácter esencial del sector al que nos dedicamos. Durante una coyuntura de crisis sanitaria sin precedentes, desde la provisión sanitaria hemos sido testigos del esfuerzo que todos y cada uno de nuestros centros y profesionales, sustentados por un colectivo de más de 366.000 trabajadores, han hecho por no descuidar la salud y atención de las personas en un periodo de enormes dificultades.

La sanidad privada ha sufrido un impacto económico importante en España. Durante el primer estado de alarma se nos obligó a desprogramar toda actividad no urgente, sin tener en cuenta la diferente presión asistencial de la COVID-19 en cada región, lo que provocó que muchos de nuestros centros estuvieran al 100 % de personal pero vacíos de pacientes. A ello hay que sumar el aprovisionamiento a unos precios de extrema especulación. Pese al desfavorable contexto, se han incrementado plantillas y mantenido las inversiones en investigación sanitaria a la vez que no se ha dejado de tender la mano a las autoridades competentes.

Por tanto, creemos que hoy más que nunca es necesario poner en valor y dimensionar el papel del tejido empresarial sanitario como parte imprescindible del Sistema Nacional de Salud y, a su vez, de la economía española. Sin olvidar la irremplazable labor de las farmacias, con su presencia, por ejemplo, en las zonas rurales como referentes y garantes de salud para los ciudadanos.

Los servicios sanitarios representan un importante sector productivo y generador de empleo, ejerciendo una labor esencial en la sostenibilidad del conjunto del sistema y mejorando el bienestar de la sociedad. Y es que la sociedad española en su conjunto considera que uno de los pilares de su bienestar reside precisamente en el rápido diagnóstico y la atención sanitaria de calidad.

En España, la sanidad privada representa el 40 % del gasto sanitario nacional, hasta 39.287 millones de euros, lo que equivale al 3,3 % del PIB. Garantizar la salud de los trabajadores implica también reducir los costes empresariales por enfermedad.

En esta línea, desde ASPE seguiremos abogando por una actitud constructiva, que reconozca la capacidad de nuestra provisión sanitaria y de toda la cadena de valor del sector Salud como aliado flexible y recurso estratégico del Sistema Nacional de Salud. Todo ello para contribuir a fortalecer la sanidad española y avanzar en la colaboración público-privada en beneficio del paciente. Cabe recordar que la salud de las personas es un elemento clave en la economía de un país, por ello la capacidad de alcanzar acuerdos sanitarios que permitan gestionar con la mayor eficiencia posible los medios a disposición es fundamental en el marco de la recuperación económica en la que nos encontramos.