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El papel de la farmacia comunitaria ante la intolerancia a la fructosa

Detectar síntomas, aconsejar productos adecuados y acompañar al paciente: claves del abordaje desde las oficinas de farmacia.

El papel de la farmacia comunitaria ante la intolerancia a la fructosa

Escrito porRedacción MF

Publicado: 11 agosto 2025

La intolerancia a la fructosa es una patología con prevalencia creciente que a menudo pasa desapercibida en el diagnóstico clínico. Existen dos formas diferenciadas:

  • La intolerancia hereditaria a la fructosa, de origen genético y escasa incidencia.
  • La malabsorción intestinal de fructosa, mucho más común y relacionada con disfunciones en el transporte de este azúcar a través del epitelio intestinal.

La malabsorción es la que más preocupa en el ámbito asistencial de la farmacia comunitaria. La causa suele ser un déficit del transportador de fructosa GLUT5 que impide una correcta asimilación de esta sustancia, presente de forma natural en frutas, miel, ciertas verduras y algunos alimentos procesados. Esta circunstancia provoca molestias digestivas, desde distensión abdominal hasta gases o diarrea. Su identificación precoz se complica porque sus consecuencias son similares a las que provoca el síndrome del intestino irritable (SII).

El farmacéutico comunitario puede desempeñar un papel crucial en la detección inicial de esta alteración. Si percibe síntomas compatibles, especialmente si son persistentes y aparecen tras la ingesta de determinados alimentos, puede orientar al paciente para que consulte con un especialista.

Más consultas y más productos

En la farmacia se ha observado un aumento notable en la demanda de productos específicos para personas con intolerancia a la fructosa en los últimos años. Esta tendencia responde tanto a una mayor concienciación sobre los síntomas gastrointestinales relacionados con la dieta como a la proliferación de tests diagnósticos en el ámbito privado, que han contribuido a ampliar la base de pacientes diagnosticados o con sospecha de sufrir alguna intolerancia alimentaria.

Los tipos de producto más buscados son complementos alimenticios con enzimas digestivas, como la xilosa isomerasa, que facilita la conversión de fructosa en glucosa y permite su absorción por otras vías. También se solicitan alimentos bajos en fermentables, oligosacáridos, disacáridos, monosacáridos y azúcares polialcoholes (Fodmap) o sin fructosa, que ayudan a reducir los síntomas digestivos.

Esta subida en la demanda ha propiciado un incremento de la oferta y la especialización en el canal farmacia, con soluciones adaptadas tanto a adultos como a menores.

Acompañamiento desde la farmacia

La intervención del farmacéutico no debe limitarse a la dispensación. Su valor también reside en el acompañamiento educativo y en la capacidad de establecer una relación de confianza con el paciente.

Algunos aspectos clave para lograr estos objetivos son:

  • Identificar síntomas compatibles. Es fundamental preguntar por la cronología, el tipo de alimentos ingeridos y la duración de las molestias para valorar si se puede tratar de una intolerancia.
  • Aconsejar pruebas diagnósticas específicas, como el test de hidrógeno espirado, que permite confirmar la malabsorción. Aunque no se realiza en farmacia, el profesional farmacéutico puede orientar sobre la existencia y la utilidad de esta prueba.
  • Recomendar productos eficaces y seguros con evidencia científica. Enzimas como la xilosa isomerasa mejoran los síntomas en personas con malabsorción de fructosa leve o moderada.
  • Advertir sobre restricciones dietéticas excesivas. Muchas personas dejan de consumir grupos enteros de alimentos sin tener un diagnóstico firme y eso puede derivar en déficits nutricionales. La educación alimentaria basada en una dieta personalizada y supervisada por un dietista-nutricionista debe formar parte de la intervención.

La farmacia comunitaria está en una posición privilegiada para convertirse en un punto de detección precoz y ofrecer una recomendación experta a quienes conviven con síntomas digestivos asociados a la intolerancia a la fructosa. La escucha activa, la actualización profesional y la colaboración con otros profesionales sanitarios son esenciales para brindar una atención integral.