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La fruta: mitos, realidades y recomendaciones para su consumo

“Consumir fruta de noche es malo” o “la fruta contiene muchos azúcares” son solo algunos de los mitos que cada vez se escuchan más sobre estos alimentos. Pero, ¿qué dice la ciencia al respecto?

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Escrito porRedacción MF

Publicado: 16 mayo 2025

Con la llegada del buen tiempo, nuestro consumo de frutas aumenta, y con ello, algunas confusiones generalizadas sobre qué, cómo y cuándo ingerirlas. Aclarar algunos de los mitos más extendidos sobre este alimento es fundamental para no apartar de nuestra dieta este alimento tan beneficioso para nuestra salud, al mismo tiempo que versátil en su forma de consumo y saciante.

El “temor” generalizado que existe sobre el consumo de la fruta está asociado, fundamentalmente, a su nivel de azúcar. Ante esta creencia, es fundamental conocer la diferencia entre el azúcar naturalmente presente en la fruta y el azúcar refinado, ya que, mientras el primero contiene bajas cantidades de fructosa y es muy buena fuente de fibra, vitaminas, minerales, antioxidantes y agua, el consumo de los azúcares presentes en bollería y demás ultraprocesados no solo viene limitado por recomendación de la Organización Mundial de la Salud (OMS) por sus efectos negativos, sino que se vincula con enfermedades crónicas como la diabetes o la obesidad. 

Recomendaciones para optimizar los beneficios del consumo de frutas

Es por ello que, más allá de una dieta rica en este tipo de alimento,  aprender a  seleccionar aquellas que más se ajusten a nuestras necesidades personales, nos ayudará a no caer en creencias populares y sacar su máximo beneficio:

  • En primer lugar, la ciencia recomienda un consumo de frutas de hasta tres veces al día y un total de, mínimo, cinco piezas. Eso no significa que haya que forzar su incorporación en nuestro día a día, ya que con hacerlo siempre que se desee y respetando nuestras preferencias, será suficiente.
  • En cuanto al tipo de fruta, todas son válidas, aunque lo más aconsejable es priorizar aquellas que están de temporada, debido a su estatus óptimo de vitaminas y minerales.
  • Si bien el consumo de cualquier fruta siempre será saludable, es cierto que no todas están compuestas por los mismos nutrientes ni poseen las mismas cantidades:
    • Por ejemplo, mientras el aguacate destaca por sus grasas saludables, la manzana es la más rica en fibra, potasio, vitamina B, C y K, además de pectina, una fibra prebiótica que mejora la digestión y la salud metabólica. La piña, por su parte, es la más baja en calorías y, por tanto, muy digestiva, mientras que el kiwi logra regular el organismo y prevenir el estreñimiento, y el plátano, gracias a su aporte de carbohidratos, nos llena de energía y resulta idóneo como pre-entrenamiento. 
  • Priorizar la fruta entera y, por el contrario, descartar su versión en zumo o en lata, nos ayudará a no desaprovechar la fibra y concentremos solamente el azúcar. Asimismo, se recomienda, pelarlas y cortarlas en el momento en el que se vayan a ingerir y no mucho tiempo antes.
  • La fruta no solo no engorda, sino que su consumo es recomendado para prevenir la obesidad y la ganancia de peso, debido a su baja densidad calórica. Muchas personas limitan su consumo durante la noche por este temor, pero lo cierto es que simplemente habrá que elegir aquellas frutas cuyo perfil nutricional se ajuste al contexto, como son: la manzana, el plátano, el melón y las fresas, todas ricas en melatonina o triptófano, reguladoras naturales del descanso.
  • En relación al punto anterior, la fruta puede consumirse a cualquier hora del día, también después de las comidas principales. En nuestro país, es tradición comer fruta como postre, algo muy recomendable pues es una forma de incorporar la fruta a nuestra dieta de una forma sencilla.

En definitiva, la fruta es uno de los pilares fundamentales para un estilo de vida saludable, no solo por la cantidad de nutrientes beneficiosos que aporta a nuestro organismo, sino porque se asocia a una menor probabilidad de padecer patologías crónicas, así como a la mejora del sistema inmunológico y digestivo, y a la regulación del peso.