La farmacia como aliado clave en la educación y apoyo a los pacientes con epilepsia
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La farmacia como aliado clave en la educación y apoyo a los pacientes con epilepsia
La desmitificación de conceptos erróneos, el apoyo a quienes reciben un nuevo diagnóstico y la detección precoz de la enfermedad consolidan su papel como un recurso valioso para la sociedad.

Escrito porRedacción MF
Publicado: 12 febrero 2024
Cada año, el 12 de febrero se conmemora el Día Internacional de la Epilepsia, una fecha que resalta la importancia de la concienciación sobre esta enfermedad neurológica crónica que afecta a millones de personas en todo el mundo.
La epilepsia figura entre los trastornos neurológicos más comunes del sistema nervioso central. Se caracteriza por la presencia de crisis transitorias y autolimitadas, desencadenadas por una alteración en la función de grupos de neuronas en la corteza cerebral. Los signos y síntomas pueden variar considerablemente, desde un leve tic o un breve lapsus en la atención de la persona hasta una crisis convulsiva generalizada que puede extenderse durante varios minutos.
Para aquellos que viven con epilepsia, la concienciación y comprensión de esta condición adquieren una relevancia especial. En este contexto, es fundamental reconocer el papel crucial que desempeñan los farmacéuticos en el apoyo a estos pacientes. Desde su posición, ofrecen una valiosa ayuda, contribuyendo a mejorar la calidad de vida y proporcionando el respaldo necesario para gestionar de manera efectiva su condición.
La importancia de la educación y la desmitificación
El farmacéutico comunitario emerge como un actor fundamental, desempeñando un papel destacado en la educación sanitaria, la detección precoz, el diagnóstico temprano y la optimización de tratamientos farmacológicos.
En el caso del abordaje de la epilepsia, esta figura se erige como un educador de confianza, proporcionando información fácilmente comprensible y respaldada por el rigor científico. Esta función educativa se centra en los medicamentos antiepilépticos, sus interacciones con otros fármacos (incluidos los de automedicación) y la necesidad de prevenir factores desencadenantes como el estrés y el consumo de alcohol, agravado en la actualidad por la situación de pandemia.
La desmitificación de conceptos erróneos es esencial. La epilepsia no es una enfermedad mental ni contagiosa, y las posibilidades de heredarla son mínimas. Romper con estos mitos contribuye a erradicar estigmas y fomentar una comprensión realista de la enfermedad.
Apoyo a personas de nuevo diagnóstico
El farmacéutico comunitario no solo proporciona información, sino que también orienta a las personas recién diagnosticadas hacia asociaciones de pacientes. Estas, como la Federación Española de Epilepsia o entidades locales, ofrecen información valiosa, apoyo emocional y servicios sociosanitarios, incluyendo asistencia psicológica. Esta conexión inicial puede ser crucial para quienes enfrentan esta realidad.
Detección precoz y diagnóstico temprano
El farmacéutico comunitario, al estar en la primera línea de atención, desempeña un papel necesario en la detección precoz de la epilepsia. Identificando señales de alarma como pérdida del conocimiento, fiebre o convulsiones, puede derivar rápidamente a los pacientes hacia evaluaciones médicas especializadas, facilitando así un diagnóstico temprano y un inicio de tratamiento oportuno.
El papel del farmacéutico se consolida como la base para contribuir a mejorar la calidad de vida de aquellos afectados por esta condición neurológica.