Atrás La gestión tributaria de las farmacias tiende hacia una despersonalización

La gestión tributaria de las farmacias tiende hacia una despersonalización

La relación con Hacienda se ha vuelto cada vez más impersonal debido a la falta de contacto humano y a trámites digitales que generan incertidumbre.

La gestión tributaria de las farmacias tiende hacia una despersonalización

Escrito porRedacción MF

Publicado: 07 octubre 2025

El farmacéutico comunitario, al igual que otros contribuyentes, recibe un trato cada vez más despersonalizado por parte de la Agencia Estatal de Administración Tributaria (AEAT). Esto se debe a que la comunicación directa con funcionarios se sustituye por formularios digitales, asistentes virtuales y notificaciones electrónicas que, en muchas ocasiones, no contemplan las particularidades de cada actividad. Estos y otros desafíos provocan que el profesional farmacéutico pueda sentirse desprotegido y sin un interlocutor claro en momentos críticos.

Herramientas virtuales con límites

La Agencia Tributaria ha implantado diferentes herramientas de asistencia virtual pensadas para resolver dudas comunes de manera automática. Estos recursos facilitan consultas básicas, pero no sustituyen el asesoramiento humano, especialmente en sectores complejos como el farmacéutico, que tienen normativa propia y peculiaridades fiscales.

Por este motivo, los dueños de farmacias comunitarias se ven obligados a navegar entre manuales, vídeos y simuladores en los que no tienen margen para interpretar sus dudas tributarias.

>La deshumanización del trato tiene consecuencias claras:

  • Aumento de la inseguridad.
  • Retrasos en la resolución de incidencias.
  • Mayor riesgo de sanciones por simples errores formales.

Notificaciones de inspección

En caso de recibir una notificación de la AEAT, el contribuyente debe acceder obligatoriamente a su buzón electrónico y responder dentro de los plazos establecidos.

El problema radica en que un aviso no consultado a tiempo puede derivar en un procedimiento sancionador, incluso aunque el farmacéutico no haya tenido intención de incumplir la ley.

Esta situación es más delicada si cabe teniendo en cuenta que, en los últimos años, el Plan General de Control Tributario y las modificaciones de la Ley General Tributaria han intensificado el control sobre actividades económicas, incluidas las farmacias.

El marco normativo exige un mayor cumplimiento formal, digitalizado y menos flexible, lo que a menudo ralentiza o dificulta procedimientos tan básicos como una subsanación o un recurso. La Ley 34/2015 y las reformas más recientes, como la Ley 11/2025, reflejan esta tendencia hacia la digitalización y la reducción de la interlocución personal.

Consecuencia: procesos ralentizados

El resultado es un escenario donde muchos procedimientos se alargan de manera innecesaria. Un recurso puede tardar meses en resolverse, mientras que el farmacéutico no tiene la opción de acudir presencialmente a una ventanilla para exponer su caso.

El contacto humano, que antes aportaba matices y soluciones pragmáticas, se diluye en un sistema que prioriza la automatización frente a la cercanía.