Atrás Así funcionan los fármacos ADC: tratamientos personalizados frente al cáncer, con seguimiento farmacéutico

Así funcionan los fármacos ADC: tratamientos personalizados frente al cáncer, con seguimiento farmacéutico

Los conjugados anticuerpo-fármaco combinan precisión y potencia para atacar tumores con menos daño colateral.

Así funcionan los fármacos ADC: tratamientos personalizados frente al cáncer, con seguimiento farmacéutico

Escrito porRedacción MF

Publicado: 30 octubre 2025

Los conjugados anticuerpo-fármaco (ADC, por sus siglas en inglés) son una clase emergente de tratamientos oncológicos que fusionan la especificidad de los anticuerpos monoclonales con la potencia citotóxica de fármacos quimioterápicos.

El objetivo de esta terapia de precisión es entregar el fármaco directamente dentro de las células tumorales para minimizar el daño en tejidos sanos. Sin embargo, algunos ADC liberan parte de su carga en el exterior (efecto bystander) y eso puede afectar a otras células, ya sean buenas o malas.

Los tratamientos personalizados de los conjugados anticuerpo-fármaco se basan en la expresión de biomarcadores. De hecho, sólo los pacientes cuyo tumor exprese la diana adecuada serían candidatos para recibir esta terapia.

La selección del paciente es clave para maximizar eficacia y minimizar efectos secundarios

Hasta el momento, los ADC han demostrado su eficacia en neoplasias hematológicas, como linfomas o leucemias. En tumores sólidos ya se estudia su aplicación en cáncer de mama, ovario, pulmón, estómago, vejiga, cuello uterino, páncreas.

Los principales inconvenientes de los ADC son ciertos efectos adversos específicos, como toxicidad pulmonar o hematológica, y su alto coste. Además, no todos los pacientes expresan los antígenos diana necesarios y averiguar este aspecto exige realizar pruebas moleculares previas.

Papel de la farmacia comunitaria

La farmacia comunitaria puede desempeñar funciones esenciales para que los pacientes reciban estos innovadores tratamientos con mayor seguridad y comprensión. Desde la educación sanitaria a los pacientes, aspecto clave del rol del farmacéutico, a la hora de explicar qué son los conjugados anticuerpo-fármaco, cómo funcionan y qué esperar del tratamiento.

También desde el seguimiento, el farmacéutico puede detectar efectos secundarios y monitorizar síntomas que puedan indicar toxicidad (anemia, leucopenia, hepatotoxicidad, síntomas gastrointestinales) para así sugerir al paciente que acuda a una consulta médica. En paralelo, es garante de la adherencia terapéutica: aunque muchos ADC se administran en hospitales, algunas combinaciones implicarían la necesidad de realizar seguimiento farmacoterapéutico.

La farmacia comunitaria puede desempeñar funciones esenciales para que los pacientes reciban estos innovadores tratamientos con mayor seguridad y comprensión

Además, desde su conocimiento, contribuyen a orientar acerca de los biomarcadores, colaborando con los equipos clínicos para que los pacientes conozcan la relevancia de los estudios científicos. En ese trabajo de coordinación, el refuerzo de la comunicación con los oncólogos sirve como puente para reforzar la información, la farmacovigilancia y el seguimiento conjunto.

Aprobación y uso

La investigación y aplicación de anticuerpos conjugados a fármacos es global. Hoy en día hay más de 100 ensayos clínicos activos con ADC en todo el mundo que exploran múltiples tipos tumorales.

En la Unión Europea, varios conjugados anticuerpo-fármaco ya están aprobados para tratar el cáncer de mama metastásico HER2+ tras recaídas. Y España también participa de forma destacada en investigación clínica y ensayos oncológicos.