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Crecen los riesgos por suplementos alimenticios en adolescentes sin supervisión médica

El 10% de los adolescentes españoles los consumen de forma compulsiva, Hipervitaminosis, daño renal y falta de control son algunas de sus consecuencias, advierten expertos.

Crecen los riesgos por suplementos alimenticios en adolescentes sin supervisión médica

Escrito porRedacción MF

Publicado: 20 junio 2025

El consumo de suplementos alimenticios entre adolescentes ha dejado de ser una excepción puntual para convertirse en un fenómeno cada vez más extendido y preocupante. Si bien basta con hacer “scroll” unos minutos por Instagram o Tik Tok para que este tipo de contenido nos alcance de lleno, el informe “Percepción del riesgo de trastorno de conducta alimentaria en población adolescente” elaborado por Proyecto Comer Libremente, confirma que uno de cada diez adolescentes españoles recurre a este tipo de productos (desde vitaminas y proteínas hasta preparados con extractos vegetales) sin contar con ningún tipo de seguimiento médico o nutricional. La cifra, si bien aún moderada en términos absolutos, es alarmante para los expertos, que advierten de una escalada sostenida entre los más jóvenes y una banalización de estos productos en redes sociales.

Hasta uno de cada diez adolescentes españoles estaría recurriendo, sin seguimiento médico o nutricional, a este tipo de productos

La falta de supervisión profesional es una de las principales preocupaciones. La mayoría de los adolescentes que consumen suplementos lo hace influido por la estética corporal o el rendimiento deportivo, alentados por influencers, deportistas o contenidos digitales que promueven un consumo acrítico. Los profesionales insisten en que no son productos inocuos y su uso indiscriminado puede derivar en complicaciones médicas reales.

Además, el inicio del consumo se está produciendo cada vez a edades más tempranas, y muchas veces de forma compulsiva. De hecho, Alma Palau, gerente del Consejo General de Dietistas-Nutricionistas, advierte que detrás del abuso de estos productos existe un problema de desinformación, alimentado por una industria en crecimiento y una regulación insuficiente. El estudio también destaca que un elevado porcentaje de estos suplementos se adquieren fuera del canal farmacéutico, a menudo por internet, lo que impide cualquier tipo de control sobre su procedencia, composición o seguridad.

Consecuencias del abuso

Uno de los riesgos más graves mencionados por ambos medios es la hipervitaminosis, especialmente por exceso de vitaminas liposolubles como la A o la D, que pueden acumularse en el organismo y provocar toxicidad. También se ha documentado el riesgo de daño renal cuando se consumen suplementos de proteínas por encima de las necesidades reales del adolescente. A ello se suman síntomas como edemas, diarreas, alteraciones digestivas o incluso efectos sobre el estado de ánimo, especialmente en productos con sustancias activas de origen vegetal.

Aunque algunos consumidores afirman notar mejoras en el rendimiento físico o la recuperación tras el ejercicio, los expertos insisten en que esos efectos son a menudo subjetivos y no compensan los posibles perjuicios de un uso prolongado y sin control.

Al no considerarse medicamentos, la vigilancia sanitaria posterior a su comercialización es muy limitada

En cuanto al contexto regulatorio, si bien los complementos alimenticios están regulados en España por el Real Decreto 1487/2009, la vigilancia sanitaria posterior a su comercialización es muy limitada, ya que al no entrar dentro de la categoría de medicamentos, su distribución puede escapar al control oficial, especialmente cuando se venden en plataformas digitales.

Como farmacéuticos, podemos tratar de incluir preguntas específicas sobre el consumo de suplementos, sobre todo en adolescentes. Además, los expertos recomiendan no trivializar el uso de estos productos: muchos de ellos pueden interferir con tratamientos farmacológicos, provocar efectos adversos no reconocidos o encubrir carencias nutricionales que deben abordarse desde la alimentación, no desde la suplementación.

En el contexto farmacéutico, el principio debe ser claro: suplementar solo cuando sea necesario, y siempre bajo supervisión profesional para los más jóvenes.