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Momnesia, así te cambia el cerebro la maternidad

La maternidad transforma el cerebro de las mujeres, la memoria y la atención cambian, priorizando el cuidado del bebé. Sin embargo, lejos de ser una pérdida, la llamada ‘momnesia’ es una adaptación. 

Mujer con su bebé

Escrito porRedacción MF

Publicado: 05 febrero 2025

El término momnesia se ha popularizado en las redes sociales para describir los cambios cognitivos que tienen muchas mujeres tras convertirse en madres. Esta transformación cerebral no es un mito ni una simple percepción subjetiva, sino que es un fenómeno respaldado por la neurociencia. La maternidad conlleva una reorganización profunda del cerebro, optimizándolo para priorizar el cuidado del bebé y fortaleciendo habilidades clave como la empatía, el altruismo y la toma de decisiones.

Una reorganización mental necesaria

El embarazo y el posparto causan cambios en la estructura cerebral con el objetivo de facilitar la adaptación de la mujer a la maternidad. Diversos estudios han demostrado que regiones cerebrales implicadas en la representación del yo, la cognición social y la regulación emocional experimentan cambios duraderos en el tiempo. Estas transformaciones permiten a las madres responder de manera eficaz a las necesidades del bebé y afrontar con mayor resiliencia los retos de su crianza.

Los científicos han encontrado similitudes entre la maternidad y la adolescencia, ya que en ambas etapas se producen procesos de maduración y crecimiento que afectan a la forma en la que el cerebro procesa la información y responde a los estímulos externos. Este fenómeno, conocido como matrescencia, destaca la importancia de entender la maternidad como una transición que involucra profundos cambios neurobiológicos y psicológicos.

¿Déficit o especialización cognitiva?

A pesar de la percepción de que las madres pueden perder agilidad mental o presentar fallos de memoria al tener a sus hijos, la realidad es mucho más compleja. El cerebro materno no se deteriora, sino que se reconfigura para atender mejor las necesidades prioritarias de esta nueva etapa. La atención se vuelve más selectiva, lo que explica por qué algunas madres pueden olvidar detalles triviales mientras mantienen un control absoluto sobre aspectos importantes del bienestar de sus hijos.

Además, estudios recientes, como el publicado en la revista Nature Neuroscience, han demostrado que, a largo plazo, el cerebro de las mujeres que han sido madres tiende a mantenerse más joven y resiliente, en comparación con el de aquellas que no lo han sido. Esto podría deberse a la estimulación constante que supone la crianza y a los hábitos de vida más saludables que suelen adoptar muchas madres después de serlo.