Detección precoz y acompañamiento: la farmacia se integra en el cuidado de la demencia

El envejecimiento de la población y el consiguiente aumento de los casos de deterioro neurodegenerativo suponen uno de los mayores retos sociosanitarios del siglo XXI. En España, se estima que más de 900.000 personas padecen alguna forma de demencia, siendo el alzhéimer la más frecuente.

Ante este escenario, la Confederación Española de Alzheimer y otras Demencias (CEAFA) ha reforzado su apuesta por la integración de la farmacia comunitaria en el abordaje integral de estas enfermedades. El pasado 13 de mayo, la entidad celebró el webinar El papel de la Farmacia Comunitaria en la atención a las personas con demencia, dentro de su ciclo de conferencias Entornos amigables y solidarios con las demencias.

La farmacia comunitaria y sus profesionales pueden convertirse en aliados estratégicos tanto para las personas afectadas como para quienes las cuidan

Según la asociación, la farmacia comunitaria y sus profesionales pueden convertirse en aliados estratégicos tanto para las personas afectadas como para quienes las cuidan. El objetivo es avanzar hacia un modelo asistencial más cercano, accesible y humanizado, en el que el farmacéutico actúe como agente sociosanitario, capacitado para identificar señales de deterioro cognitivo, fomentar la adherencia terapéutica y ofrecer apoyo educativo a cuidadores.

El plan operativo 2025 de la confederación propone fortalecer el tejido comunitario a través de formación, sensibilización y colaboración intersectorial, en la que las farmacias se integren plenamente como nodos de apoyo.

Además del seguimiento farmacológico, los profesionales de farmacia están en posición de detectar problemas de adherencia, interacciones medicamentosas o posibles signos de confusión cognitiva. También pueden facilitar herramientas para el manejo del estrés del cuidador, derivar a recursos comunitarios y adaptar la comunicación a las necesidades específicas de este colectivo.

Los profesionales de farmacia están en posición de detectar problemas de adherencia, interacciones medicamentosas o posibles signos de confusión cognitiva

Junto a los beneficios clínicos y sociales, el papel de la farmacia también puede contribuir a mitigar la elevada carga económica que supone la demencia. El coste medio anual por paciente con alzhéimer en España se sitúa en 24.000 euros, de los cuales las familias asumen el 87%. Medidas que favorecen la detección temprana y el acompañamiento continuo desde entornos cercanos como la farmacia pueden tener un impacto significativo en esta carga.

La cercanía física de las farmacias, con más de 22.000 oficinas distribuidas por todo el país, las convierte en el punto de atención sanitaria más accesible para muchas personas mayores. Integrarlas en la estrategia de atención a la demencia no solo alivia la presión sobre otros niveles asistenciales, sino que potencia un modelo de atención centrado en la persona, más empático y eficaz.

En definitiva, se insiste en que avanzar hacia una sociedad más comprometida con la realidad del alzhéimer y otras demencias requiere una mirada transversal, y la farmacia comunitaria es una pieza fundamental en ese cambio de paradigma.