Atrás La obesidad infantil, principal problema de malnutrición en España

La obesidad infantil, principal problema de malnutrición en España

Según un nuevo informe de UNICEF los datos alertan de que en el mundo 391 millones de menores de entre 5 y 19 años padecen sobrepeso. Ante esta tendencia, el farmacéutico puede ejercer una importante labor de detección y fomento de hábitos saludables.

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Escrito porRedacción MF

Publicado: 18 septiembre 2025

Por primera vez, la obesidad ha superado, a escala global, al bajo peso como la forma más común de malnutrición entre los niños y adolescentes de 5 a 19 años. Así lo confirma un informe reciente de Unicef titulado “Alimentando el negocio: Cómo los entornos alimentarios ponen en peligro el bienestar de la infancia”, basado en datos de más de 190 países.

Actualmente, la obesidad afecta a 188 millones de niños y niñas en edad escolar y adolescentes, es decir, uno de cada diez, y los expone a enfermedades que pueden ser mortales. Mientras tanto, la prevalencia del bajo peso entre los niños y niñas de 5 a 19 años se ha reducido desde el año 2000 y ha pasado de cerca del 13% al 9,2%, frente al aumento del 3% a un 9,4% de menores con obesidad. De esta manera, la obesidad pasa a superar al bajo peso en todas las regiones del mundo, salvo en África Subsahariana y Asia Meridional.

¿Qué factores han motivado este avance?

El informe desvela que estos resultados se deben, fundamentalmente, al abandono de los hábitos alimentarios tradicionales en favor del consumo de alimentos de alta densidad energética, baratos e importados. Añade, además, que este tipo de alimentación no es el resultado de una elección personal de los niños y niñas, sino que se ve determinada por entornos alimentarios no saludables donde predominan los alimentos ultraprocesados y la comida rápida, con altas cantidades de azúcar, almidón refinado, sal, grasas no saludables y aditivos. Todos ellos productos que encontramos en cada esquina, con tiendas muy accesibles y cercanas a las escuelas, y cuya publicidad no solo no está prohibida, sino que es habitual en los medios digitales frecuentados por jóvenes.

Este conjunto de factores ha tenido incidencia directa en los jóvenes de todo el mundo. Concretamente, en países de ingresos bajos y medianos, a pesar de que la desnutrición aguda, el retraso del crecimiento y otras formas de desnutrición siguen siendo un grave problema entre los menores de cinco años, la prevalencia del sobrepeso y la obesidad ha aumentado y continúa aumentado entre los niños y niñas en edad escolar y los adolescentes. Además, muchos países de ingresos altos siguen presentando niveles de obesidad elevados, como Chile, Estados Unidos o los Emiratos Árabes.

Un llamamiento al cambio

Los datos más recientes indican que en el mundo hay 391 millones de niños, niñas y adolescentes de entre 5 y 19 años (es decir, uno de cada cinco) con sobrepeso, siendo una amplia proporción de este grupo menores con obesidad. Estas cifras representan sólo la punta del iceberg de la magnitud de este problema, pues de continuar así podría dar lugar a crisis sanitarias y económicas importantes en el futuro.

Sin embargo, los expertos advierten que la transición de la desnutrición hacia la obesidad no es lineal ni homogénea. Por ello, el reto global es lograr una “transición saludable”, capaz de erradicar la desnutrición sin abrir la puerta a una epidemia de obesidad. La solución al problema requiere una respuesta integral con políticas efectivas tanto educativas, como fiscales o de salud pública, que trabajen en aras de priorizar la nutrición infantil como pilar del desarrollo humano.

Recomendaciones desde la farmacia

El farmacéutico puede desempeñar un papel muy importante en la prevención y control de la obesidad infantil desde su entorno comunitario y asistencial. A continuación, algunas áreas desde las que se puede colaborar a erradicar este problema:

  • Educación y promoción de hábitos saludables, como la actividad física o la reducción del consumo de ultraprocesados. Se puede trabajar desde la escucha activa al paciente, a la recomendación profesional,  e incluso, mediante charlas y talleres a padres, niños o colegios.
  • Intervención desde la farmacia, con folletos informativos, consejos personalizados a padres o cuidadores sobre el control de porciones, o la ayuda con la lectura de etiquetas nutricionales. Además, y como primer punto de contacto sanitario para muchos pacientes, el farmacéutico también puede realizar una identificación temprana de riesgo de obesidad mediante el control de peso, talla e IMC y, en caso de detectar alteraciones, derivar al pediatra o especialista.
  • Rol como modelo y referente. Evitar en la farmacia la venta excesiva o promoción de productos ultraprocesados dirigidos a niños (golosinas, bebidas azucaradas), y promover alternativas saludables como snacks nutritivos, agua y productos integrales. Un escaparate que fomente los hábitos saludables también puede actuar como buen ejemplo para las familias.

De esta manera, el farmacéutico adquiere un papel fundamental en la erradicación de la obesidad infantil, no solo ayudando a las familias a tomar decisiones más saludables, sino también en la importante labor de detección precoz.