Revisar el botiquín doméstico un par de veces al año contribuye a cuidar el medioambiente

El cuidado del medioambiente también pasa por un correcto uso de los medicamentos. De ahí que depositar aquellos caducados o en desuso en los puntos habilitados para ellos en las farmacias (SIGRE), junto con sus envases (desde cajas de cartón a blísteres de plástico o aluminio; frascos de vidrio…) y prospectos, tenga un doble valor añadido.

Es por lo que, desde SIGRE, recalcan la importancia de revisar el botiquín doméstico una o dos veces al año (una cada seis meses, en estos casos), para proceder a la retirada de los fármacos inservibles. Suponen “sencillos gestos individuales" de la "vida diaria", explica el presidente de SIGRE, Humberto Arnés, que pueden contribuir "a combatir la triple crisis planetaria": cambio climático, pérdida de biodiversidad y contaminación.

También destacan la importancia de no depositar los envases vacíos de los medicamentos en otros contenedores de reciclaje. El contacto con sustancias farmacéuticas obliga a que reciban un tratamiento específico y a evitar contaminaciones cruzadas.

Esta entidad sin ánimo de lucro tiene por objetivo minimizar el impacto que pudiera tener el sector farmacéutico en el entorno. Por este motivo, Arnés destaca que “en la medida en que trabaja para mejorar la salud y la calidad de vida de las personas, se ha unido en torno a SIGRE para avanzar hacia una economía circular y sostenible, minimizando el impacto ambiental a lo largo de todo el ciclo de vida del medicamento".

La filosofía de SIGRE (cuyo lema para este 2024 es ‘Mi salud, mi derecho’) estrechamente vinculada al enfoque One Health (Una sola salud), que tiene por objetivo salvaguardar tanto la salud humana, como la salud animal y la medioambiental, para evitar que el desequilibrio en alguna de ellas afecte a las demás. También contribuye desde esta perspectiva a garantizar la salud global en un futuro más saludable y sostenible.