Atrás La fermentación de heces hace posible nuevos fármacos para trastornos gastrointestinales

La fermentación de heces hace posible nuevos fármacos para trastornos gastrointestinales

Un método innovador con bacteriófagos purificados abre camino a tratamientos seguros y accesibles.

La fermentación de heces hace posible nuevos fármacos para trastornos gastrointestinales

Escrito porRedacción MF

Publicado: 21 febrero 2025

Un reciente estudio de la Universidad de Copenhague ha desarrollado un método innovador basado en la fermentación de heces para obtener bacteriófagos purificados. Este avance, liderado por el profesor adjunto Torben Sølbeck Rasmussen y el profesor Dennis Sandris Nielsen, abre nuevas posibilidades en el tratamiento de trastornos gastrointestinales, al ofrecer una alternativa más segura y estandarizada al trasplante de microbiota fecal (TMF).

El TMF se ha convertido en una herramienta clave en el tratamiento de infecciones intestinales severas, especialmente las causadas por Clostridioides difficile, una bacteria resistente a muchos antibióticos. Sin embargo, este procedimiento presenta limitaciones importantes, como la falta de estandarización en la composición del material fecal donado y el riesgo de transmisión de patógenos desconocidos.

Por ello, la comunidad científica lleva años investigando formas de mejorar la seguridad y eficacia de esta terapia. En este contexto, el equipo de la Universidad de Copenhague propone un nuevo enfoque que permite obtener una solución libre de riesgos microbiológicos y con efectos terapéuticos controlados.

Un dispositivo, el quimiostato, permite el crecimiento selectivo de bacteriófagos beneficiosos a la vez que acaba con otros microorganismos no deseados

El método desarrollado por los investigadores daneses se basa en la fermentación controlada de heces en un quimiostato, un dispositivo que permite el crecimiento selectivo de bacteriófagos beneficiosos mientras elimina gradualmente otros microorganismos no deseados.

Los bacteriófagos, virus que infectan y destruyen bacterias específicas, han despertado gran interés en el ámbito médico por su capacidad de combatir infecciones sin afectar a la microbiota intestinal beneficiosa. Al obtenerse mediante fermentación, se logra un producto final purificado que reduce los riesgos de contaminación y permite un control preciso sobre su composición.

Este procedimiento se inspira en técnicas ampliamente utilizadas en la industria alimentaria, como la producción de kimchi, kombucha y pan de masa madre, donde la fermentación juega un papel clave en la selección de microorganismos beneficiosos.

Resultados prometedores

Para evaluar la efectividad de esta estrategia, los investigadores llevaron a cabo pruebas en ratones infectados con Clostridioides difficile. Los resultados fueron alentadores. Los ratones que recibieron la mezcla fermentada de bacteriófagos mostraron una recuperación significativa, mientras que los que no fueron tratados no lograron sobrevivir. Además, la investigación sugiere que este enfoque no solo sería útil contra infecciones bacterianas específicas, sino que también podría tener aplicaciones en otros trastornos gastrointestinales, como la enfermedad inflamatoria intestinal o el síndrome del intestino irritable.

Así, los investigadores confían en que este método pueda evolucionar hacia una forma farmacéutica en cápsulas, lo que facilitaría su administración y aumentaría su accesibilidad en el futuro. No obstante, advierten que aún son necesarios ensayos clínicos en humanos para confirmar su seguridad y eficacia.

Implicaciones en farmacia

El desarrollo de este tratamiento ofrece a los farmacéuticos, una oportunidad única para involucrarse en una nueva área terapéutica emergente. La producción y administración de bacteriófagos purificados requerirá una comprensión profunda de la microbiología, la farmacología y la biotecnología.

Además, la estandarización de estos tratamientos demandará protocolos rigurosos de control de calidad y dosificación precisa, áreas en las que los farmacéuticos desempeñan un papel crucial. La colaboración interdisciplinaria será esencial para traducir estos hallazgos de investigación en aplicaciones clínicas efectivas, asegurando que los pacientes reciban terapias seguras y basadas en evidencia.

Este avance también podría influir en la formación académica y continua de los farmacéuticos, incorporando nuevos conocimientos y habilidades relacionadas con la terapia basada en bacteriófagos. La adaptación a estas innovaciones permitirá a los profesionales estar a la vanguardia de los tratamientos médicos y ofrecer opciones terapéuticas más personalizadas y efectivas a los pacientes.