Los grupos más vulnerables al calor, ¿cómo afecta a su organismo?
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Los grupos más vulnerables al calor, ¿cómo afecta a su organismo?
Las altas temperaturas representan un riesgo creciente para la salud, especialmente en personas mayores, niños pequeños y pacientes con enfermedades crónicas.

Escrito porRedacción MF
Publicado: 24 junio 2025
El verano trae consigo un aumento considerable de las temperaturas, y no todas las personas lo toleran de la misma manera. En los últimos años las olas de calor extremo en verano están sucediéndose de forma cada vez más frecuente por lo que, como farmacéuticos, es fundamental que conozcamos qué grupos son más vulnerables y cómo podemos protegerlos.
Grupos sensibles al calor
Así, el calor afecta de manera especial a ciertos colectivos, que son más susceptibles de sufrir sus consecuencias debido a sus características individuales y/o a causas específicas de salud. Estos son:
- Niños menores de cinco años: Su sistema de regulación térmica aún está en desarrollo, lo que limita su capacidad de adaptación a las altas temperaturas. Además, su mayor superficie corporal en relación al peso favorece la pérdida rápida de líquidos, aumentando el riesgo de deshidratación.
- Personas mayores de 65: El envejecimiento reduce la eficiencia del sistema termorregulador y la sensación de sed. A esto se suman posibles enfermedades crónicas, menor movilidad o dependencia, que dificultan la hidratación y el acceso a lugares frescos.
- Individuos con patologías crónicas: Quienes padecen afecciones cardiovasculares, respiratorias, renales o trastornos mentales tienen un organismo más vulnerable al estrés térmico, lo que puede agravar su estado de salud.
- Mujeres embarazadas: Los cambios fisiológicos propios del embarazo elevan la temperatura corporal y sobrecargan el sistema circulatorio, haciéndolas más propensas al agotamiento y la deshidratación.
- Personas con obesidad: La acumulación de grasa dificulta la disipación del calor y exige un mayor esfuerzo al sistema circulatorio, lo que incrementa el riesgo de sufrir golpes de calor o desmayos.
Consecuencias en la salud
Las altas temperaturas causan estrés en el organismo, incrementado la temperatura basal. Para regularla, el centro termorregulador, que se localiza en el hipotálamo, genera un flujo masivo de sangre. De esta forma, se aumenta el ritmo cardiaco y de la respiración y se produce sudor.
Esto puede generar consecuencias en la salud como mal aliento por sequedad bucal, calambres musculares por pérdida de electrolitos, agotamiento físico tras el esfuerzo, insolación por exposición solar prolongada, síncopes debido a una menor irrigación sanguínea en el cerebro, e incluso un golpe de calor, una condición grave que puede provocar la muerte si la temperatura corporal supera los 41°C.
Decálogo de recomendaciones
El Plan Nacional de Actuaciones Preventivas de los Efectos del Exceso de Temperaturas sobre la Salud del Ministerio de Sanidad recoge un decálogo de recomendaciones generales:
- Beber agua con frecuencia y evitar las bebidas con cafeína; alcohol o muy azucaradas
- Prestar atención a bebés y niños pequeños, mayores y personas con enfermedades que puedan agravarse con el calor y la deshidratación
- Permanecer el mayor tiempo en lugares frescos, a la sombra o climatizados
- Reducir la actividad física en las horas más calurosas (de 12:00 a 17:00 horas)
- Usar ropa ligera, holgada y que deje transpirar
- No dejar ninguna persona en un vehículo estacionado y cerrado
- Consultar al médico ante síntomas que se prolonguen más de una hora relacionados con altas temperaturas
- Mantener las medicinas en un lugar fresco
- Hacer comidas ligeras que ayuden a reponer las sales perdidas por el sudor
Además, cabe destacar que el estrés térmico puede desencadenar respuestas fisiológicas complejas que, en individuos vulnerables, superan la capacidad del organismo para mantener la homeostasis, comprometiendo funciones vitales.
Como farmacéuticos debemos recordar que, ante la deshidratación, el desequilibrio electrolítico y la hipertermia, se precisa atención inmediata y, en muchos casos, intervención médica urgente. Por ello, adoptar medidas preventivas basadas en recomendaciones sanitarias no solo es una estrategia eficaz, sino una responsabilidad colectiva que puede reducir significativamente la morbimortalidad asociada al calor extremo.