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Ejercicio físico para mejorar tu aprendizaje

La mejora de la resistencia, la activación muscular o la prevención de algunas enfermedades son beneficios innegables del ejercicio físico. Sin embargo, hay un gran desconocido del que se ha demostrado su capacidad para optimizar nuestras tareas cognitivas más exigentes: la activación neurológica.

Aprendizaje con ejercicio físico

Escrito porRedacción MF

Publicado: 25 abril 2025

A menudo podemos haber percibido que somos más propensos a solucionar un problema más eficazmente o que nos volvemos más creativos después de realizar algún tipo de actividad física. Esta consecuencia tan desconocida como positiva del ejercicio no se trata de una casualidad, pues la ciencia ha demostrado que promueve la activación neurológica y fisiológica, favoreciendo un rendimiento óptimo de determinadas acciones del día a día.

Así, estar físicamente activo y elevar el ritmo cardíaco nos ayuda a mejorar tanto la capacidad de aprender como la de recordar lo aprendido. Si bien se trata de algo que conocíamos ya desde la Antigua Roma, con su “mens sana in corpore sano”, ahora lo confirmamos gracias a la ciencia y los estudios que relacionan directamente la actividad física con la concentración y la memoria. Esto se debe a su capacidad para estimular la creación de neuronas en el hipocampo,  que es la estructura cerebral  relacionada con los procesos de aprendizaje y, por tanto, con las actividades que se estén haciendo en cada momento.

Tipos de ejercicios que favorecen el aprendizaje

Podemos llegar a notar los beneficios del ejercicio físico en cualquiera de sus versiones, pues este tiene un impacto neurofisiológico directo capaz de promover el flujo sanguíneo cerebral, lo que favorece nuestras funciones cognitivas. Sin embargo, si buscamos su máximo rendimiento, deberemos tener en cuenta la siguiente información:

En primer lugar, la actividad aeróbica se define como una actividad física cardiorespiratoria repetitiva que aumenta la frecuencia cardíaca y en el que se utiliza el oxígeno para oxidar grasas y generar la energía de los músculos. Por este motivo, realizarla contribuye a fomentar el desarrollo de conexiones neuronales nuevas, al mismo tiempo que mejora la plasticidad cerebral. Nadar, caminar o ir en bicicleta son solo algunos ejemplos de este tipo de ejercicio, que puede realizarse durante un periodo largo de tiempo y se utiliza para mejorar la salud cardiovascular general.

Asimismo, el ejercicio anaeróbico es considerado un tipo de actividad física vigorosa, al producir espacios de tiempo cortos y, a menudo, más rápidos. En este tipo de ejercicio se consume el glucógeno, por lo que se lleva a cabo sin depender del oxígeno como fuente de generación de energía. En este tipo de entrenamientos entrarían el levantamiento de pesas, la calistenia, los sprints o el CrossFit, entre otros.

De esta manera, podemos encontrar efectos secundarios beneficiosos para nuestro proceso cognitivo en ambos tipos de ejercicio. Sin embargo, es con la actividad aeróbica con la que obtendremos mejoras significativas en la atención, la resolución de problemas y la función ejecutiva.  Mientras tanto, la actividad anaeróbica no es del todo concluyente a la hora de aportar beneficios, especialmente en niños, donde no se ha probado su efectividad.

En definitiva, como farmacéuticos podemos recomendar a nuestros pacientes que mantengan una vida activa y hablarles de sus múltiples beneficios físicos, al que podremos añadirle esta nueva o desconocida estrategia para mejorar sus capacidades intelectuales.