Atrás El ejercicio físico demuestra ser una estrategia eficaz para reducir la presión arterial en adultos hipertensos

El ejercicio físico demuestra ser una estrategia eficaz para reducir la presión arterial en adultos hipertensos

Un ensayo clínico demuestra que un programa de entrenamiento individualizado de fuerza y resistencia puede reducir la presión arterial hasta en 13,4 mmHg en adultos sedentarios con hipertensión.

El ejercicio físico demuestra ser una estrategia eficaz para reducir la presión arterial en adultos hipertensos

Escrito porRedacción MF

Publicado: 03 marzo 2025

Un equipo de investigadores españoles ha demostrado que una dosis individualizada de ejercicio físico puede mejorar significativamente los niveles de presión arterial en adultos con hipertensión. El estudio, desarrollado en Ciudad Real y liderado por especialistas en medicina y ciencias del ejercicio de la Universidad Católica San Antonio de Murcia (UCAM), ha analizado los efectos de diferentes programas de entrenamiento de fuerza y resistencia en pacientes hipertensos que no realizaban ejercicio de forma regular.

Los resultados del ensayo clínico, denominado ‘Corazón y Salud’ han evidenciado que el ejercicio físico, cuando es programado y supervisado, puede actuar como un tratamiento efectivo para la hipertensión arterial. La investigación se centró en un grupo de 100 adultos con hipertensión arterial (HTA), con una edad media de 55 años, que nunca habían practicado ejercicio físico de manera estructurada. Durante 12 semanas, los participantes siguieron diferentes protocolos de entrenamiento diseñados para evaluar su impacto en la reducción de la presión arterial.

Los resultados del ensayo clínico han evidenciado que el ejercicio físico, siempre que esté programado y supervisado, puede ser un tratamiento eficaz para pacientes hipertensos

La investigadora principal del estudio, Isabel López-Ruiz, destaca la relevancia de estos hallazgos al confirmar que el ejercicio puede ser una herramienta terapéutica clave. Según sus palabras, este trabajo supone un avance significativo en la forma de abordar la hipertensión arterial, ya que demuestra que el ejercicio físico, cuando se dosifica correctamente, puede producir mejoras sustanciales en la presión arterial, equiparables a las de algunos tratamientos farmacológicos.

Uno de los aspectos más innovadores de este estudio ha sido la individualización del entrenamiento de fuerza, basado en la velocidad de ejecución. Este enfoque permitió determinar la carga exacta para cada paciente, asegurando que todos los participantes recibieran una dosis precisa de ejercicio adaptada a su estado físico. Gracias a este método, los investigadores lograron que los participantes alcanzaran un grado de fatiga similar y optimizaran los beneficios del entrenamiento, algo que hasta la fecha no se había conseguido con tanta precisión.

Los resultados del estudio han sido contundentes. Las mayores reducciones de presión arterial se registraron en los grupos que realizaron entrenamiento de fuerza combinado con entrenamiento de resistencia de intensidad moderada, con descensos de hasta -13,4 mmHg en la presión arterial sistólica, -6,8 mmHg en la diastólica y -8,9 mmHg en la media. Además, todos los participantes experimentaron mejoras significativas en otros parámetros de salud, como el perfil lipídico, los niveles de glucosa en sangre, la composición corporal y la condición física general.

Las mayores reducciones de presión arterial se registraron en los grupos que realizaron entrenamiento de fuerza combinado con entrenamiento de resistencia de intensidad moderada

El estudio abre nuevas perspectivas en el tratamiento de la hipertensión arterial y refuerza la necesidad de incluir el ejercicio físico como una estrategia terapéutica en las guías clínicas. Los investigadores subrayan que estos resultados no solo evidencian la efectividad del ejercicio, sino que también destacan la importancia de prescribirlo con la misma rigurosidad que un medicamento, estableciendo dosis y programas específicos en función de las necesidades individuales de cada paciente. En un contexto en el que la hipertensión arterial es responsable de más de 10,8 millones de muertes anuales en el mundo, estos hallazgos suponen un avance prometedor para mejorar la calidad de vida de las personas afectadas.