Atrás La farmacia comunitaria, aliado esencial en la lucha contra el síndrome metabólico

La farmacia comunitaria, aliado esencial en la lucha contra el síndrome metabólico

La detección precoz y el fomento de hábitos saludables en la botica pueden reducir significativamente la prevalencia de este síndrome.

La farmacia comunitaria, aliado esencial en la lucha contra el síndrome metabólico

Escrito porRedacción MF

Publicado: 18 julio 2024

El síndrome metabólico, una combinación de alteraciones metabólicas que aumenta el riesgo de enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2, se ha convertido en un problema de salud pública. La farmacia comunitaria juega un papel crucial en su detección precoz y prevención mediante la promoción de estilos de vida saludables y la adherencia al tratamiento.
El síndrome metabólico (SM) se define por la presencia simultánea de varias alteraciones metabólicas, como la resistencia a la insulina, dislipidemia e hipertensión arterial (HTA). La American Heart Association (AHA) y la National Heart, Lung, and Blood Institute (Nhlbi) destacan que tener tres o más de estos factores de riesgo es indicativo de síndrome metabólico. Además, dichas causas combinadas aumentan significativamente la probabilidad de desarrollar enfermedades cardiovasculares y diabetes tipo 2.


La farmacia comunitaria emerge como un actor clave en la detección precoz de los rasgos propios del síndrome metabólico


Con la creciente prevalencia de obesidad y sedentarismo en la sociedad, el SM se ha convertido en un grave problema de salud pública. Por ello, se subraya la importancia de estrategias efectivas para su prevención y manejo. En este caso, la farmacia comunitaria emerge como un actor clave en esta batalla, no solo por su capacidad de detectar precozmente los signos característicos del SM, como la obesidad abdominal, la resistencia a la insulina, la HTA y las dislipemias, sino también por su rol en la promoción de hábitos de vida saludables y la mejora de la adherencia al tratamiento.
El síndrome metabólico se diagnostica cuando una persona presenta al menos tres de los siguientes factores de riesgo: perímetro de la cintura superior a 88 cm en mujeres y 102 cm en hombres, colesterol HDL inferior a 50 mg/dL en mujeres y 40 mg/dL en hombres, triglicéridos con valores superiores a 150 mg/dL, glucosa con valores iguales o superiores a 110 mg/dL, y presión arterial superior a 13,5/8,5 mmHg.


La intervención de la farmacia comunitaria


En esta situación, la farmacia comunitaria puede trabajar en la prevención primaria y secundaria de la patología. En la prevención primaria, se busca evitar la aparición de alteraciones metabólicas en personas sanas mediante la promoción de hábitos saludables como la práctica de ejercicio físico regular, una alimentación equilibrada, la reducción del consumo de alcohol y tabaco, y el control del peso. En la prevención secundaria, las mismas medidas se aplican para evitar la progresión del síndrome en personas ya diagnosticadas.
Además, los profesionales han de derivar al  médico casos de dislipemias cuando el colesterol total supera los 249 mg/dL o los triglicéridos superan los 199 mg/dL, aunque con valores intermedios y sin otros factores de riesgo se aconseja ejercicio y cambios dietéticos durante tres meses antes de considerar la derivación; resultados del Test de Findrisk superiores a 14, indicativos de prediabetes o diabetes mellitus tipo 2; y presión arterial superior a 140/90 mmHg, con un objetivo de tratamiento bien tolerado de menos de 130/80 mmHg.
Asimismo, si las medidas y los hábitos de vida no fueran suficientes, se debería recurrir y ofrecer tratamientos farmacológicos que controlen las alteraciones del SM. Es decir, medicamentos para la diabetes tipo 2, dislipemias e hipertensión.
La farmacia comunitaria se erige así como un pilar fundamental en la prevención y manejo del síndrome metabólico. A través de la detección precoz, la promoción de estilos de vida saludables y la colaboración con el sistema de salud, las boticas pueden ayudar a reducir significativamente la prevalencia de la patología, mejorando la calidad de vida de los pacientes y optimizando el uso de los recursos sanitarios.