Atrás La melatonina y el cortisol, claves en el ciclo sueño-vigilia y los ritmos circadianos

La melatonina y el cortisol, claves en el ciclo sueño-vigilia y los ritmos circadianos

El buen control de estas hormonas determina la calidad de vida de las personas.

La melatonina y el cortisol, claves en el ciclo sueño-vigilia y los ritmos circadianos

Escrito porRedacción MF

Publicado: 31 octubre 2024

El ciclo sueño-vigilia, fundamental para la salud y el bienestar, está profundamente regulado por dos hormonas: la melatonina y el cortisol. Estas hormonas actúan en sincronía con el reloj biológico del cuerpo, que sigue un ritmo circadiano de 24 horas para organizar funciones clave en respuesta a factores ambientales, como la luz y la oscuridad. Por ello, comprender el papel de la melatonina y el cortisol en este ciclo es esencial para saber cómo el cuerpo regula tanto el descanso como los estados de alerta.

La melatonina, producida en la glándula pineal, es la hormona que señala al cuerpo la llegada de la noche. Su producción se incrementa en respuesta a la oscuridad y alcanza niveles máximos durante la noche. Esta hormona no solo promueve la sensación de somnolencia, sino que también sincroniza el reloj biológico con el ambiente externo, facilitando una transición gradual hacia el sueño.

Un estudio británico señaló que la melatonina funciona como un señalizador nocturno, ayudando al cuerpo a adaptarse al ciclo diario de luz y oscuridad. Además, se ha demostrado que estimular su producción a través de la exposición a la oscuridad ayuda a reducir el tiempo necesario para conciliar el sueño. Esto es útil sobre todo en personas que sufren trastornos del sueño como el insomnio.

El equilibrio entre la melatonina y el cortisol es esencial para la estabilidad del ciclo sueño-vigilia

Por su parte, el cortisol contribuye a mantener el estado de alerta y está asociado con la respuesta al estrés. Producido por las glándulas suprarrenales, sigue un patrón circadiano opuesto al de la melatonina. Su concentración es mínima durante la noche, cuando el cuerpo está en reposo, y aumenta gradualmente antes del amanecer, alcanzando su pico máximo en las primeras horas de la mañana, en un fenómeno conocido como “Cortisol Awakening Response” (CAR). Este aumento, según un estudio impulsado por el Instituto Nacional de Salud y Seguridad Ocupacional de Japón, permite que el cuerpo se active y despierte con energía, preparando el sistema nervioso para el día.

El equilibrio entre la melatonina y el cortisol es esencial para la estabilidad del ciclo sueño-vigilia. Durante la noche, el aumento de la melatonina ayuda al cuerpo a relajarse y disminuir los niveles de cortisol, creando un estado óptimo para el descanso. Al amanecer, los niveles de melatonina disminuyen y el cortisol aumenta, promoviendo el estado de alerta.

Esta sincronización es vital para evitar interrupciones en el sueño y mantener un ritmo circadiano adecuado. Cuando alguno de estos ritmos se altera, ya sea por factores de estrés, exposición excesiva a la luz o trastornos hormonales, el ciclo sueño-vigilia puede verse comprometido, llevando a problemas como el insomnio, la fatiga crónica y otros trastornos del sueño.