Nuevas directrices de la OMS sobre la hepatitis B: Avances en la lucha global contra la enfermedad

La Organización Mundial de la Salud (OMS) ha dado a conocer una serie de nuevas directrices para abordar la hepatitis B, una de las principales preocupaciones de salud pública a nivel mundial. En el escenario de la Conferencia Asia Pacífico para el Estudio de las Enfermedades Hepáticas (APASL) de 2024 celebrada este año en Kioto, Japón, se ha dado a conocer este documento que establece el enfoque para abordar esta enfermedad que afecta a más de 250 millones de personas en todo el mundo.

La infección por el virus de la hepatitis B (VHB) es una causa importante de enfermedad crónica y representa un desafío para los sistemas de salud de todos los países. Según datos aportados por la OMS, la mayor parte de la carga mundial de hepatitis B crónica se debe a la transmisión que se produce de la madre al hijo durante el momento del parto o poco después. A pesar de los numerosos avances en la inmunización infantil universal contra el VHB, incluida la vacunación al nacer, la cobertura todavía no es completa, y presenta tasas alarmantemente bajas en algunas regiones, como África.

Aspectos claves de las nuevas directrices para la hepatitis B

Las nuevas directrices presentadas por la OMS en la APASL 2024 proporcionan recomendaciones actualizadas basadas en la evidencia científica sobre diversas áreas relacionadas con la hepatitis B. Se simplifican los criterios de tratamiento para adultos y adolescentes, y se amplía la elegibilidad para la prevención de la transmisión vertical del VHB en mujeres embarazadas mediante la profilaxis con medicamentos antivirales. 

Uno de los puntos clave de estas nuevas directrices presentadas es la mejora en el diagnóstico de la hepatitis B mediante la implementación de pruebas de carga viral en el punto de atención sanitaria. Además, se hace hincapié en el diagnóstico y tratamiento de la coinfección Delta, una complicación grave asociada con el VHB que requiere una atención concreta.

El documento también aborda la necesidad de ampliar las personas que pueden recibir el tratamiento, incluyendo a los adolescentes, y presenta alternativas de terapia antiviral. Además, se recomienda el uso de ensayos de ADN para facilitar el diagnóstico y el seguimiento de la enfermedad, junto con pruebas de coinfección por hepatitis delta para un abordaje completo.

Además de las directrices clínicas, se ofrece orientación sobre la prestación de servicios de alta calidad para el manejo de la hepatitis B, con un enfoque en estrategias para mejorar la adherencia al tratamiento antiviral a largo plazo.