La OMS lidera una iniciativa que impulsa la producción de fármacos en países de medianos y bajos ingresos

La pandemia de COVID-19 ha reflejado las brechas existentes en la capacidad de producción de medicamentos esenciales en países de ingresos bajos y medianos (LMIC, por sus siglas en inglés). Esta crisis ha expuesto la dependencia de estas naciones en la importación de productos médicos críticos, lo que denota la necesidad de fortalecer su capacidad de producción local. 

En respuesta a esta urgente demanda, la Organización Mundial de la Salud (OMS) ha puesto en marcha una iniciativa que pretende abordar este desafío de salud pública. La “Iniciativa de Formación de la Fuerza Laboral de Biomanufactura” está coordinada por la Unidad de Producción y Asistencia Local (LPA), la División de Acceso a Medicamentos y Productos Sanitarios (MHP) de la OMS, y en colaboración con la Academia de la OMS y la División de Ciencias de la OMS.  

Su principal objetivo es mejorar las capacidades de bioproducción en los países LMIC, tales como vacunas y medicamentos contra el cáncer. Esto se logra a través de programas adaptados a las necesidades específicas del sector, alineados con los estándares internacionales y respaldados por la experiencia técnica de la OMS. La colaboración con la Academia de la OMS y otras entidades regionales ayuda a fortalecer aún más este esfuerzo conjunto.

Promover la sostenibilidad y calidad, además de la producción

La estrategia de la OMS se apoya en tres pilares fundamentales. En primer lugar, se aprovechan las actividades de creación existentes dentro de la organización, como maratones virtuales de entrenamiento en Buenas Prácticas de Manufactura (cGMP) para la fabricación de vacunas, así como talleres especializados en temas clave como control de calidad y farmacovigilancia. En segundo lugar, el Centro Mundial de Capacitación para la Biofabricación actúa como un punto clave para la excelencia en la formación técnica. Por último, los centros de formación regionales garantizan un enfoque descentralizado y adaptado a las necesidades locales.

Es importante destacar que estas iniciativas no solo buscan mejorar la capacidad de producción, sino también promover la sostenibilidad y la calidad en la fabricación de medicamentos en países de medianos y bajos ingresos. Esto se logra mediante el uso de escenarios basados en situaciones reales y gracias a la promoción de una cultura de mejora continua en todas las etapas del proceso de fabricación.

La colaboración regional también desempeña un papel crucial en este esfuerzo. Al fortalecer las capacidades de producción local de medicamentos, se reduce la dependencia de importaciones externas y se garantiza un acceso más equitativo a tratamientos esenciales. Con estos esfuerzos conjuntos, podemos esperar un futuro más saludable y equitativo para todos.