Queratosis actínica: una lesión precancerosa frecuente con múltiples opciones terapéuticas
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Queratosis actínica: una lesión precancerosa frecuente con múltiples opciones terapéuticas
El abordaje farmacológico y físico de esta patología requiere un diagnóstico precoz y una elección terapéutica ajustada al número y tipo de lesiones, así como a la tolerancia del paciente.

Escrito porRedacción MF
Publicado: 06 agosto 2025
La queratosis actínica, también denominada queratosis solar, es una lesión cutánea precancerosa que se desarrolla como consecuencia de la exposición crónica a la radiación ultravioleta (UV). Esta patología afecta principalmente a adultos mayores de 50 años, personas con fototipos claros o con antecedentes de exposición solar prolongada. Se trata de una condición muy común, especialmente en personas que han trabajado al aire libre o han sufrido quemaduras solares repetidas a lo largo de su vida.
Desde el punto de vista clínico, la queratosis actínica se manifiesta como pápulas o placas ásperas, escamosas, de color rosado, marrón o rojizo, generalmente localizadas en zonas expuestas al sol como el rostro, el cuero cabelludo, las orejas, el escote o las manos. Estas lesiones pueden picar, doler o incluso sangrar, y su evolución natural, en algunos casos, puede derivar en un carcinoma escamoso cutáneo (CEC).
La queratosis actínica se manifiesta como pápulas o placas ásperas, escamosas, de color rosado, marrón o rojizo
Para el farmacéutico, es esencial conocer el curso evolutivo de la lesión y las opciones terapéuticas disponibles, que deben elegirse según el número de queratosis, su localización, la tolerancia del paciente y la extensión del daño actínico. El tratamiento puede dividirse entre el dirigido a lesiones individuales y el enfocado al tratamiento de campo, cuando hay afectación más extensa o lesiones subclínicas.
Entre los procedimientos físicos más utilizados, la crioterapia con nitrógeno líquido sigue siendo el estándar para lesiones únicas o bien delimitadas. En lesiones más gruesas, puede optarse por curetaje con electrodesecación o incluso escisión quirúrgica, especialmente si existe sospecha de malignización.
Cuando el paciente presenta múltiples queratosis o un campo de cancerización más amplio, es preferible emplear tratamientos tópicos. Uno de los más efectivos es el 5-fluorouracilo (5-FU) al 5%. Se aplica durante tres a cuatro semanas y actúa destruyendo selectivamente las células displásicas. Otra opción válida es el imiquimod al 5%, un inmunomodulador que estimula la respuesta inmune local y puede utilizarse hasta 16 semanas.
En pacientes con piel sensible o que requieren un régimen más tolerable, el uso de diclofenaco al 3% en gel con hialuronato puede ser apropiado. No obstante, su eficacia es algo inferior a la del 5-FU o imiquimod.
La tirbanibulina, una nueva alternativa
Una opción innovadora que ha ganado protagonismo es la tirbanibulina al 1%. Según AlmirallMed, los ensayos clínicos en fase III publicados en The New England Journal of Medicine demostraron que, tras cinco días de tratamiento, más del 44 % de los pacientes alcanzaron una eliminación completa de las lesiones, frente al 5–13 % del grupo placebo. Además, presenta un perfil de seguridad y tolerabilidad favorable.
La terapia fotodinámica (PDT) también se posiciona como una opción eficaz en el tratamiento de campo. Esta técnica implica la aplicación de un fotosensibilizante (como ácido aminolevulínico o metil-ALA), seguido de exposición a luz específica. Es especialmente útil para tratar zonas extensas sin dañar el tejido sano, aunque puede causar eritema, descamación o edema local.
Además del tratamiento, el seguimiento es crucial. Los pacientes deben realizar controles dermatológicos periódicos y estar alerta a cualquier signo de recidiva o progresión. El farmacéutico también tiene un papel clave en la educación sanitaria, recordando al paciente la importancia del uso diario de fotoprotector solar de amplio espectro (SPF 50+), la reaplicación frecuente, el uso de ropa protectora y la evitación del sol en las horas centrales del día.
En conclusión, la queratosis actínica es una entidad clínica frecuente que requiere un enfoque personalizado y riguroso, en el que el farmacéutico desempeña un rol esencial tanto en la dispensación como en el seguimiento y asesoramiento terapéutico.