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Piel alípica: qué es y recomendaciones para un cuidado adecuado

A menudo la piel alípica se confunde con una variante de la piel seca, sin embargo, existen diferencias significativas entre ambas. Te contamos las claves para que tus pacientes puedan identificarla y cuidarla adecuadamente.

Piel alípica: qué es y recomendaciones para un cuidado adecuado

Escrito porRedacción MF

Publicado: 12 febrero 2025

La piel alípica es una condición dermatológica en la que la piel se vuelve excesivamente seca, perdiendo su hidratación y volviéndose áspera y escamosa. Es posible que los pacientes que hayan percibido alguno de estos síntomas acudan a la farmacia  en busca de soluciones, especialmente si la rutina para piel seca no les ha funcionado. Como farmacéuticos podemos preguntarles por algunas cuestiones clave para detectar si se trata de una piel alípica.

Diferencias con la piel seca

La diferencia fundamental entre una piel seca y una piel alípica es que, mientras la primera presenta un déficit de grasa en nuestra piel, la segunda carece de sebo en su totalidad. Esta ausencia de glándulas sebáceas es la responsable de que se produzca una deficiencia de lípidos, provocando una pérdida de agua y, por tanto, una profunda deshidratación en la piel.

Causas y síntomas de la piel alípica

Los principales factores que causan esta condición son: por disposición natural de personas con pieles sensibles, por reacciones de irritación por dermatitis, como consecuencia de tratamientos químicos agresivos, o como resultado de enfermedades cutáneas preexistentes, como la rosácea o el eczema.

Respecto a los síntomas de las pieles alípicas, se manifiestan en su apariencia y textura, dando lugar a una dermis con poca elasticidad y un tono mate carente de brillo natural. Otras características específicas de este tipo de pieles son la sensación de tirantez, los poros imperceptibles e incluso la descamación fina.

Recomendaciones para su tratamiento

Además de una rutina facial basada en productos 100% naturales, estas son algunas recomendaciones más específicas para su cuidado:

  • Para la limpieza, es importante priorizar productos ligeros como espumas o “mousses” para no causar irritaciones.
  • A la hora de elegir crema diaria, es fundamental que contenga activos con propiedades emolientes capaces de hidratar en profundidad, equilibrar el pH natural y matificar la piel. Mientras tanto, para la noche es recomendable utilizar productos regeneradores para combatir los efectos acumulados del día.
  • Se requiere protección solar muy alta, considerando que la función barrera de la piel está disminuida. Son idóneas sus formulaciones tanto en crema como en aceite.
  • De forma ocasional, las pieles alípicas también necesitan exfoliación. Para ello, debemos elegir un producto que sea respetuoso con las pieles sensibles y aplicar poca cantidad.