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Ejercicio físico en la menopausia: un aliado imprescindible para esta etapa

Durante la menopausia, la actividad física se convierte en una buena herramienta terapéutica. Desde la farmacia, se puede guiar, motivar y acompañar a las mujeres en esta etapa para que el ejercicio forme parte de su día a día.

Ejercicio menopausia

Escrito porRedacción MF

Publicado: 11 diciembre 2025

La menopausia suele estar acompañada de síntomas como los sofocos, alteraciones del sueño o cambios en el estado de ánimo y en el aspecto físico de las mujeres. La reducción de la masa ósea y muscular, junto con un aumento del riesgo cardiovascular, refuerza la importancia de mantenerse activas durante esta etapa

En este punto, el farmacéutico puede ayudar a detectar necesidades, resolver dudas y reforzar mensajes de salud que pueden marcar la diferencia en este grupo de mujeres.

Beneficios clave que conviene transmitir a las pacientes

El sedentarismo continúa siendo muy frecuente entre la población y se ha comprobado que está directamente relacionado con un mayor riesgo de obesidad, diabetes, hipertensión, depresión y ciertos tipos de cáncer. Por eso, desde el mostrador de la farmacia es clave recordar a las pacientes que el ejercicio es una actividad beneficiosa con impacto real en los síntomas de la menopausia y en la salud en general.

Algunos de los beneficios de realizar actividad física son:

  • Protección ósea y muscular: el entrenamiento de fuerza ayuda a ralentizar la pérdida de masa ósea y muscular, una preocupación frecuente en la menopausia.
  • Control del peso y metabolismo: la actividad física habitual ayuda a prevenir la subida de peso, especialmente a nivel abdominal, y mejora el metabolismo basal.
  • Salud cardiovascular: recordar la importancia del ejercicio aeróbico que contribuye a reducir colesterol, controlar la tensión arterial y mejorar la circulación.
  • Bienestar emocional: el ejercicio ayuda a reducir el estrés, la ansiedad y mejorar el estado de ánimo.
  • Reducción de síntomas asociados: puede mejorar los sofocos, el sueño y combatir la fatiga, aspectos que muchas mujeres consultan en la farmacia.

¿Qué tipo de ejercicio recomendar?

La farmacia es a menudo el primer punto de consulta y en ella se pueden dar pequeñas recomendaciones, explicadas de forma sencilla y adaptadas a cada paciente. Una orientación sencilla y práctica desde el mostrador puede ayudar a las pacientes a organizar el ejercicio de su semana, obteniendo los mayores beneficios posibles:

  • Actividad aeróbica: es fundamental para controlar factores de riesgo cardiovascular y mejorar síntomas como la ansiedad o los sofocos. Unos 30 minutos de actividad moderada 5 días/semana como caminar rápido, nadar, bicicleta, clases dirigidas o bailar.
  • Entrenamiento de fuerza: es la recomendación más eficaz para frenar la pérdida muscular y proteger huesos. Se recomienda al menos dos sesiones semanales, trabajando todos los grupos musculares. Se puede realizar pesas, bandas elásticas o ejercicios en casa con peso corporal.
  • Movilidad, equilibrio y flexibilidad: reducen el riesgo de caídas y mejoran la funcionalidad. Por ejemplo, yoga, pilates o rutinas de estiramientos.

¿Cómo ayudar a que las pacientes se pongan en marcha?

El farmacéutico puede reforzar mensajes clave como:

  • Empezar poco a poco y ser constante: incluso sesiones cortas tienen beneficios.
  • Planificar la semana combinando diferentes tipos de ejercicio.
  • Mantener hábitos activos: subir por las escaleras, andar más o reducir el tiempo sedentario.
  • Evitar el ejercicio intenso antes de dormir si hay problemas de sueño.
  • Consultar a un entrenador o fisioterapeuta cuando existan lesiones o condiciones médicas que requieran adaptación.

La adherencia al ejercicio es uno de los mayores retos. Sugerir actividades variadas, recomendar ejercicio en grupo o animar a las pacientes a registrar sus progresos ayuda a mantener la motivación. Asimismo, llevar a cabo un seguimiento periódico desde la farmacia durante otras consultas permite reforzar este hábito.