El halo de salud en nutrición, consejos para dar desde la farmacia
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El halo de salud en nutrición, consejos para dar desde la farmacia
El halo de salud puede distorsionar nuestra percepción de lo que son alimentos saludables, influenciando en las decisiones de compra que se basan en etiquetas atractivas pero que pueden ser engañosas.

Escrito porRedacción MF
Publicado: 10 diciembre 2024
Cada vez existe más concienciación sobre la alimentación y la salud, tanto que ya es muy común leer las etiquetas de los productos del supermercado para saber si es o no un alimento saludable. Sin embargo, esto también lo saben los fabricantes y muchas veces hacen que un producto parezca saludable en su envoltorio, cuando realmente no lo es.
Existe un fenómeno psicológico, conocido como el halo de salud, que ha transformado tanto la percepción como las elecciones alimenticias, influyendo incluso en las tendencias del mercado. Es importante conocerlo para poder identificar realmente los productos saludables y poder así beneficiarse de ellos.
Analizar el producto en todo su conjunto
El término halo de salud proviene del concepto de efecto halo, en el que una característica positiva de una persona, producto o situación lleva a asumir otras cualidades igualmente favorables. En el ámbito nutricional, se refiere a la percepción de que un alimento es saludable basándose en una sola afirmación en su etiqueta, como bajo en grasa o rico en proteínas. Aunque esta característica específica sea verdadera, no siempre significa que el producto sea beneficioso en todo su conjunto.
Por ejemplo, están muy de moda las barritas etiquetadas como ricas en proteínas, y sí, aunque puede que tengan una cantidad alta de proteína, también puede contener un nivel de azúcar comparable al de un dulce tradicional. Sin embargo, el consumidor solo se fija en esa afirmación resaltada y hace que considere el producto como una opción más saludable.
El impacto del marketing subliminal
La industria alimentaria ha sabido capitalizar el halo de salud para dirigir nuestras decisiones. Los envases atractivos, con frases como orgánico, sin azúcar añadido, natural o enriquecido con vitaminas, generan una impresión de salud, incluso en productos que son ultraprocesados.
Un estudio de 2016 reveló que las personas tendían a considerar más saludables las patatas fritas que estaban etiquetadas como “enriquecidas con vitaminas”, aunque su contenido nutricional no mostrara esa percepción. Este tipo de estrategias funcionan porque suelen pasar desapercibidas por el pensamiento crítico, especialmente durante compras impulsivas.
Aunque existen regulaciones sobre etiquetado alimenticio, estas no siempre son suficientes para frenar afirmaciones ambiguas o engañosas. Los consumidores, sin embargo, cada vez más están comenzando a cuestionar estas estrategias, conociendo cómo leer las etiquetas sin dejarse llevar solo por los reclamos del envase.
El papel de los farmacéuticos en la educación nutricional
En este contexto, los farmacéuticos tienen un papel crucial en educar a la población desde el mostrador sobre la importancia de leer las etiquetas más allá de los slogans. Pueden fomentar una visión crítica en sus pacientes, destacando la necesidad de evaluar los ingredientes y considerar el producto en su conjunto, no solo por una afirmación llamativa. Estos son algunos consejos que se pueden compartir con ellos.
- Lee toda la etiqueta nutricional: No te quedes solo con frases llamativas como bajo en grasa o rico en proteínas. Revisa los ingredientes y el contenido total de calorías, azúcares y grasas.
- Desconfía de términos vagos: Palabras como natural, orgánico o enriquecido no siempre garantizan que el producto sea saludable. Busca certificaciones o pruebas específicas.
- Prioriza alimentos frescos: Siempre que sea posible, elige alimentos mínimamente procesados, como frutas, verduras y carnes frescas, frente a opciones empaquetadas.
- Cuidado con los ultraprocesados “saludables”: Incluso los productos con etiquetas que sugieren beneficios nutricionales pueden estar cargados de azúcares añadidos, sal o grasas poco saludables.
Además, los farmacéuticos pueden colaborar en campañas de concienciación que promuevan hábitos alimenticios responsables, ayudando a combatir las percepciones erróneas que genera el halo de salud.