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Asma y EPOC: el papel del farmacéutico en la educación sobre el uso correcto de inhaladores

Una intervención centrada en la formación técnica del paciente mejora la adherencia, optimiza el tratamiento y reduce errores en el uso de inhaladores.

Asma y EPOC: el papel del farmacéutico en la educación sobre el uso correcto de inhaladores

Escrito porRedacción MF

Publicado: 11 junio 2025

El tratamiento inhalado es la piedra angular en el manejo de enfermedades respiratorias crónicas como el asma y la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC). Sin embargo, su éxito depende en gran medida de una correcta utilización de los dispositivos. El farmacéutico desempeña un papel clave, no solo como dispensador de medicamentos, sino como educador sanitario.

La inhalación permite administrar los fármacos directamente en el árbol bronquial, logrando una acción más rápida y eficaz, con menos dosis y una reducción de los efectos secundarios. No obstante, estas ventajas se diluyen si el paciente no realiza correctamente la técnica de inhalación. Estudios han revelado que hasta un 70% de los pacientes cometen errores en su uso, comprometiendo la eficacia del tratamiento. Por ello, más que informar, es esencial educar: fomentar el aprendizaje activo, el desarrollo de habilidades y la adherencia terapéutica.

Existen distintos tipos de dispositivos: inhaladores presurizados, inhaladores de polvo seco, inhaladores activados por la inspiración, sistemas de niebla fina y nebulizadores. Cada uno tiene sus características y técnicas específicas. La diversidad de dispositivos permite personalizar el tratamiento, pero también puede confundir al paciente y aumentar los errores si no se ofrece la educación adecuada.

El farmacéutico debe conocer bien cada sistema, ser capaz de demostrar su uso y verificar que el paciente lo replica correctamente

Para optimizar el tratamiento, el farmacéutico debe conocer bien cada sistema, ser capaz de demostrar su uso y verificar que el paciente lo replica correctamente. La intervención no debe ser puntual: se recomienda revisar la técnica de forma periódica, especialmente ante cambios en el dispositivo, falta de control de síntomas o mala adherencia.

La elección del dispositivo debe ser consensuada con el paciente, considerando su edad, capacidad inspiratoria, destreza manual, y preferencias. Por ejemplo, los inhaladores presurizados son efectivos, pero requieren coordinación entre pulsación e inspiración, lo que puede resultar difícil en niños, ancianos o personas con dificultades cognitivas. En estos casos, el uso de cámaras espaciadoras mejora la administración del fármaco. Los inhaladores de polvo seco, por su parte, requieren una inhalación enérgica, lo cual limita su uso en pacientes con dificultad respiratoria severa.

Además, el entorno digital puede ser un gran aliado. Plataformas como la escuela virtual ‘Soy experto en alergia’, impulsada por la Sociedad Española de Alergología e Inmunología Clínica (SEAIC), proporcionan recursos interactivos para pacientes y sus familias, reforzando el aprendizaje fuera de la farmacia.

Invertir tiempo en enseñar el uso correcto de los inhaladores, reforzar la adherencia y adaptar el tratamiento a cada paciente reduce costes sanitarios y mejora la calidad de vida

Hablar de educación sanitaria implica acompañar al paciente en la adquisición de hábitos y habilidades. Un buen ejemplo es enseñar la técnica de inhalación paso a paso, con demostraciones prácticas, corrección de errores y mensajes simples y claros. También es útil animar al paciente a repetir la técnica frente al profesional y a hacer preguntas.

Esta, según los alergólogos, consta de cinco puntos. Primero, realizar una espiración completa para después colocar en la boca el inhalador cargado con una dosis. Cuando esté colocado, sujetarlo con los dientes pero sin morder y, hecho esto, sellar con los labios. Es importante prestar atención a mantener abiertas las ventanas de respiración de los respiradores de polvo seco. También, no obstruir la boquilla con la lengua.

Una vez se haya administrado la dosis, realizar una inspiración profunda, que en los inhaladores de cartucho presurizado y en los de nube de vapor suave, debe ser lenta y mantenida, y en los de polvo seco, entre moderada y rápida.

Tras la inspiración, mantener la respiración de 8 a 10 segundos y exhalar lentamente por la nariz, a ser posible. Por último, realizar un enjuague bucal para eliminar cualquier sustancia del inhalador que pudiera deteriorar el esmalte dental.

El seguimiento de la adherencia al tratamiento es otro aspecto crucial. Muchos pacientes interrumpen su medicación cuando se sienten mejor, desconociendo que en el asma o la epoc los inhaladores suelen tener un efecto preventivo. Aquí, la comunicación farmacéutico-paciente debe centrarse en motivar, empatizar y ajustar el tratamiento a la vida diaria del usuario.

El farmacéutico tiene una función esencial en la mejora del control del asma y la epoc, no solo desde la farmacoterapia, sino desde una perspectiva educativa. Invertir tiempo en enseñar el uso correcto de los inhaladores, reforzar la adherencia y adaptar el tratamiento a cada paciente no solo mejora los resultados clínicos, sino que reduce costes sanitarios y mejora la calidad de vida.