Atrás Tres recomendaciones para conservar de manera adecuada las vacunas compradas en la farmacia

Tres recomendaciones para conservar de manera adecuada las vacunas compradas en la farmacia

Las dosis que se almacenan en las farmacias comunitarias requieren de una serie de cuidados para evitar una pérdida de eficacia y efectividad.

Tres recomendaciones para conservar de manera adecuada las vacunas compradas en la farmacia

Escrito porRedacción MF

Publicado: 20 noviembre 2025

En la época del año donde las vacunaciones son más habituales debido a la inmunización frente a los virus respiratorios, es esencial tener en cuenta una serie de recomendaciones de especialistas y autoridades sanitarias respecto a cómo conservar las dosis que se adquieren en la farmacia comunitaria. La pérdida de las condiciones de conservación de estas repercute tanto en su efectividad como en su eficacia vacunal.

Vacunas como algunas de las destinadas a la infancia no están financiadas por el Sistema Nacional de Salud (SNS), lo que conlleva que para poder administrarlas a los menores es necesario comprarlas primero en la farmacia para después ser inmunizados por parte de los profesionales de pediatría.

En este sentido, entre el periodo entre que se adquiere y se administra es clave tener en cuenta varias consideraciones: la primera, mantener la cadena de frío. Desde la Asociación Española de Vacunología (AEV) enfatizan que lo ideal sería comprar la vacuna justo antes de acudir a la cita, habiéndola reservado en la farmacia los días previos. Y comprar solo una dosis, la que se vaya a usar, y no las siguientes para evitar que se pierda el estado óptimo de conservación.

Una vez adquirida, el transporte de la vacuna debe hacerse en una nevera isotérmica con un acumulador de frío. Pero este nunca debe entrar en contacto directo con la vacuna, por lo que se recomienda poner cartones o cajas de plástico entre la dosis y el acumulador para evitar posibles congelaciones. Ahora bien, si entre la farmacia y el domicilio no hay más de una hora de trayecto, la vacuna puede ir en una bolsa convencional.

El procedimiento ideal sería reservar la vacuna en la farmacia y acudir a comprarla el día que se vaya a administrar, lo que reduce riesgos

Ya en casa, lo primero que hay que hacer es guardar la dosis directamente en la nevera. Dentro del frigorífico, lo mejor es colocarla en una balda intermedia y nunca en los estantes de la puerta, ni en el congelador ni en la parte más profunda de la nevera, donde el frío es más intenso y puede llegar a congelarse. La temperatura a la que debe estar el frigorífico debe oscilar entre los 2 y los 8 grados.

En el momento que toque sacar la vacuna de la nevera para llevarla al centro de salud, el procedimiento será el mismo que cuando se transportó la dosis de la farmacia a casa.

Otros aspectos a tener en cuenta

Las vacunas, cuando se compran, vienen dentro de una caja. Pues bien, los expertos recomiendan no sacar la vacuna hasta el momento de su administración. El contacto directo con la luz solar también perjudica la eficacia y la seguridad de la dosis, y la inmunización puede no ser la deseada.

En paralelo, es importante que, como se debe mantener la cadena de frío, la vacuna no se exponga cerca de fuentes de calor, como en invierno los radiadores o el aire acondicionado caliente.

En relación con el mensaje que lanzan los vacunólogos sobre reducir al máximo el tiempo entre compra e inmunización, es importante prestar atención a la fecha de caducidad de la vacuna. Suele venir en la caja e indica el mes y año finales de su periodo de validez. En otros tipos de vacunas, como la de gripe intranasal, se concreta también el día en que caduca. Cuando se supere ese plazo, hay que desechar la dosis de manera correcta, llevándola al punto SIGRE de la farmacia.

La propia AEV cuenta con una tabla que especifica los tipos de vacunas y las condiciones de conservación de cada una de ellas.