Guía práctica para la sustitución de la forma farmacéutica en la farmacia
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Guía práctica para la sustitución de la forma farmacéutica en la farmacia
El farmacéutico comunitario resulta clave ante los desabastecimientos y la necesidad de asegurar la continuidad terapéutica de los pacientes.
Escrito porRedacción MF
Publicado: 07 noviembre 2025
La Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS) es el organismo que toma las medidas necesarias para que no se produzcan problemas de suministro que interrumpan el tratamiento de los pacientes.
Para evitar desabastecimientos, resulta imprescindible tomar una serie de medidas, como mejorar la previsión, agilizar la notificación temprana o incrementar la coordinación internacional.
La vigilancia del farmacéutico comunitario permite adoptar respuestas antes de que la situación afecte al paciente
El farmacéutico comunitario debe estar atento a las tendencias del flujo de medicamentos. De esta forma podrá actuar ante envíos demorados, faltas repetitivas de presentaciones habituales o llamadas de pacientes que no encuentran su forma farmacéutica habitual.
Ante un posible desabastecimiento, los integrantes de la farmacia pueden optar por consultar el sitio web de la AEMPS donde figuran los medicamentos con problemas de suministro y su estado. Si es el paciente quien demanda información, explicarle por qué su presentación habitual no está disponible, cuáles son sus alternativas y si impactan en su pauta, en función del marco legal español.
Igual de práctico es mantener una relación interna de presentaciones alternativas, coordinarse con su distribuidor habitual y documentar sus actuaciones, por si deben justificarlas posteriormente.
Buscar alternativas
España está tramitando una legislación por la cual, en situaciones de escasez, el farmacéutico podrá sustituir la forma farmacéutica y mantener el principio activo y la dosis dentro de un listado habilitado.
Al constatar que la forma habitual no está disponible, el farmacéutico debe evaluar alternativas válidas que garanticen que el tratamiento del paciente sea seguro y eficaz para que no se produzcan manipulaciones caseras.
Las fichas de doble verificación y el registro de cambios refuerzan la seguridad del paciente
Por otra parte, si la sustitución de forma farmacéutica es viable, se puede pasar de cápsula a comprimido dispersable u otro formato, siempre que el principio activo, la dosis y la vía sean equivalentes y el cambio esté indicado por normativa.
La AEMPS advierte de los riesgos que comporta partir, triturar o disolver comprimidos sin acudir a un profesional sanitario. Por su parte, la comunidad farmacéutica tiene que seguir un protocolo de actuación, que pasa por consultar la ficha técnica; comprobar la equivalencia terapéutica y hacer seguimiento al paciente tras el cambio para valorar tolerancia, eficacia y adherencia.
Prevenir errores de dispensación
La sustitución de forma farmacéutica abre la puerta a errores si no se realiza el proceso con transparencia y claridad. Entre otros, destacan la confusión de dosis, elegir una presentación incorrecta, la manipulación indebida, el almacenamiento inadecuado y los errores en la administración.
Para sortear incidencias conviene reforzar la comunicación: los pacientes pueden desconocer que han recibido un formato distinto y asumir que nada ha cambiado. De este modo, la labor del farmacéutico a la hora de informar y aclarar las dudas del paciente es fundamental.