Atrás Recomendaciones detrás del mostrador para un verano saludable

Recomendaciones detrás del mostrador para un verano saludable

El verano conlleva nuevas necesidades de salud y prevención. Desde el mostrador, los farmacéuticos pueden ofrecer asesoramiento para que la población disfrute de esta estación sin contratiempos.

bolsa básica de verano

Escrito porRedacción MF

Publicado: 10 julio 2025

El verano es una de las estaciones más esperadas del año, pero también es una época en la que se pueden producir muchos más pequeños accidentes y problemas de salud. Las altas temperaturas, los cambios en la alimentación, el aumento de la exposición al sol y los desplazamientos frecuentes hacen necesario redoblar los esfuerzos en prevención y autocuidado.

Desde el mostrador, el farmacéutico puede ayudar a promover hábitos saludables, desmentir creencias y ayudar a la población a prepararse para disfrutar de un verano seguro. Para llevar a cabo todo lo anterior, se pueden realizar campañas informativas y preparar materiales divulgativos, los farmacéuticos pueden recordar algunas pautas básicas a los pacientes que pueden marcar la diferencia y ayudarles a tener un verano seguro.

Alimentación saludable y adaptada

Durante el verano, los hábitos alimenticios cambian, el organismo demanda comidas más ligeras y refrescantes. El farmacéutico puede recomendar el aumento del consumo de frutas y verduras frescas en la dieta, esenciales para mantener una buena hidratación y aportar vitaminas, minerales y antioxidantes. Algunos de los ejemplos de los alimentos a priorizar son: ensaladas, gazpachos, batidos naturales o frutas enteras.

También es recomendable optar por proteínas magras como el pescado, el pollo, las legumbres o el tofu, evitando hacer comidas grandes o muy grasas que dificultan la digestión. El uso de grasas saludables, como el aceite de oliva virgen extra, el aguacate o los frutos secos, contribuye al buen funcionamiento del organismo sin sobrecargarlo, por lo que sí que se pueden incluir en la recomendación.

Desde la farmacia, es importante alertar sobre ciertos mitos o bulos alimentarios, como por ejemplo que las frutas por la noche engordan o que beber agua muy fría es perjudicial.

Hidratación como prioridad diaria

Con el calor, el riesgo de deshidratación aumenta, especialmente en personas vulnerables como mayores, niños pequeños o pacientes con tratamientos crónicos. La recomendación más repetida debe ser beber agua de forma regular, incluso aunque no se tenga sed.

Los farmacéuticos pueden sugerir, según cada caso, complementos como sueros orales, bebidas con electrolitos o infusiones frías sin azúcar, que ayudan a reponer líquidos y minerales en días especialmente calurosos. También se puede recordar a los pacientes que ciertas medicaciones pueden aumentar la pérdida de líquidos, por lo que es importante extremar las precauciones.

Protección frente al sol indispensable

Cada verano se repiten los casos de quemaduras solares, reacciones cutáneas y otros daños que están provocados por una excesiva exposición al sol. Desde la farmacia, es fundamental informar sobre el uso correcto de los fotoprotectores, insistiendo en aplicarlos al menos media hora antes de la exposición, renovarlos cada dos horas y tras el baño o sudoración excesiva.

El farmacéutico también puede ayudar a elegir el protector solar más adecuado para la persona que acude al mostrador, según el fototipo de piel, la edad y las circunstancias de la exposición, si va a ser en la playa, montaña, actividad deportiva, etc. 

También se debe recomendar el uso de sombreros o gorras, ropa ligera de manga larga, sombrillas y, sobre todo, gafas de sol con filtros homologados frente a la radiación ultravioleta, imprescindibles para evitar posibles daños oculares, especialmente en los más pequeños.

Preparar el botiquín de verano

Como en verano se tiende a viajar más, una de las preguntas más realizadas es sobre cómo organizar un botiquín portátil completo y seguro. El farmacéutico debe recordar la importancia de llevar la medicación habitual en cantidades suficientes para cubrir todos los días del viaje, así como copias de recetas o informes médicos si se viaja fuera del país.

Además, es útil recomendar productos básicos como analgésicos, antipiréticos, antisépticos, tiritas, apósitos, antihistamínicos y cremas para picaduras o quemaduras. Si el destino es una zona con alto riesgo de picaduras, conviene incluir repelentes de insectos potentes o pulseras repelentes.

No hay que olvidar los medicamentos termolábiles, que necesitan una conservación y un transporte especial. En estos casos, el farmacéutico puede explicar cómo hacerlo de forma segura, y qué hacer si se rompe la cadena de frío.

Cuidado de ojos y oídos en verano

En verano es muy normal que aumenten las consultas por molestias oculares y auditivas, muchas de ellas relacionadas con la exposición al sol, al cloro de piscinas o a ambientes ruidosos. Desde la farmacia se puede recomendar el uso diario de gafas de sol con protección UV certificada, incluso en días nublados.

En cuanto a los oídos, es importante recordar a los pacientes las medidas que deben tomar para evitar las infecciones por humedad, como la otitis externa, especialmente en niños y personas que frecuentan piscinas. Existen tapones específicos, sprays secantes y soluciones para limpiar de forma suave el canal auditivo tras el baño, productos que el farmacéutico puede recomendar según el perfil del paciente.

En caso de acudir a conciertos o celebraciones en las que se espera un ruido elevado, es conveniente usar tapones que aíslen acústicamente. Así se pueden evitar posibles daños en la audición.