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Ácidos grasos: información y prevención desde la farmacia

Los ácidos grasos son esenciales en la salud cardiovascular, cerebral e inmunológica. Desde la farmacia, se pueden hacer recomendaciones que marcan la diferencia en la prevención y el bienestar del paciente.

Alimentos con ácidos grasos

Escrito porRedacción MF

Publicado: 04 junio 2025

Los ácidos grasos son componentes fundamentales para el funcionamiento del organismo. Participan en la formación de membranas celulares, la producción de energía, la regulación hormonal y los procesos inflamatorios. Según su estructura química y origen dietético, puede tener efectos muy distintos sobre la salud, por lo que conocerlos es clave para entender múltiples aspectos de la nutrición y la prevención de enfermedades.

En la práctica diaria de la farmacia es muy común que los pacientes consulten sus dudas sobre suplementos nutricionales, salud cardiovascular o dietas concretas. En todos estos casos, los ácidos grasos desempeñan un papel fundamental. Pero ¿sabemos qué recomendaciones dar desde el mostrador?

¿Qué son los ácidos grasos?

Los ácidos grasos son moléculas formadas por una cadena de átomos de carbono con un grupo carboxilo (-COOH) en un extremo. Son componentes esenciales de los lípidos y desempeñan funciones clave en el organismo: desde la producción de energía hasta el mantenimiento de la estructura celular y la modulación de procesos inflamatorios.

El cuerpo humano puede sintetizar algunos ácidos grasos, pero hay otros, los llamados ácidos grasos esenciales, que deben obtenerse necesariamente a través de la dieta. Estos componentes están clasificados en cuatro tipos:

  1. Saturados: Carecen de dobles enlaces en su cadena de carbono. Se encuentran principalmente en productos de origen animal, como carnes rojas, mantequilla, embutidos y algunos aceites vegetales como el de coco o palma. Su consumo excesivo se asocia a un mayor riesgo cardiovascular.
  2. Monoinsaturados (MUFA): Tienen un solo doble enlace. El ácido oleico, presente en el aceite de oliva virgen extra, es el más conocido de todos. Su consumo tiene beneficios comprobados sobre el perfil lipídico y la salud cardiovascular.
  3. Poliinsaturados (PUFA): Incluyen dos familias clave, el Omega-3 y el Omega-6. El primero de ellos, también denominado EPA, DHA y ALA, está presente en pescados azules, semillas de lino, nueces o aceite de colza, y poseen efectos antiinflamatorios y protectores cardiovasculares. El segundo, llamado también ácido linoleico está incluido en aceites de girasol, maíz o soja, y aunque son necesarios, su consumo excesivo frente a los omega-3 puede favorecer la inflamación.
  4. Trans: Se pueden encontrar en productos ultraprocesados y margarinas industriales. Son perjudiciales para la salud y deben evitarse.

Fuentes dietéticas y suplementación

Recomendar una dieta equilibrada rica en ácidos grasos saludables es parte de la recomendación desde la farmacia. Algunos alimentos destacados que se pueden consumir son:

  • Omega-3: pescado azul como atún, sardina, caballa, salmón, nueces, semillas de chía y lino.
  • Omega-6: aceites vegetales, como de girasol o maíz, siempre de manera limitada y sin calentarlos a altas temperaturas.
  • Monoinsaturados: aceite de oliva virgen extra o aguacate.
  • Saturados: lácteos enteros o carne roja, entre muchos otros que hay que consumir de manera moderada.

Cuando no es posible alcanzar las necesidades dietéticas, como puede ser en casos de dietas vegetarianas estrictas, embarazo, pacientes con riesgo cardiovascular, puede ser necesaria la suplementación. En ese caso, es importante elegir productos con certificaciones de calidad, origen controlado, especialmente en omega-3, y composición clara (relación EPA/DHA y pureza).

Consejos prácticos para el farmacéutico

Estos son algunos de los aspectos clave que debe tener en cuenta el profesional farmacéutico de cara a los pacientes que acudan en busca de información y de recomendaciones a la farmacia:

  1. Valorar la dieta y hábitos del paciente antes de recomendar un suplemento.
  2. Explicar la relación omega-6/omega-3, muchas veces desequilibrada, e invitar a mejorarla con cambios en la alimentación.
  3. Recomendar el aceite de oliva virgen extra como grasa principal en la dieta diaria.
  4. Advertir sobre los riesgos del uso prolongado de suplementos sin supervisión médica, especialmente en personas que tienen prescritos anticoagulantes o con problemas hepáticos.
  5. Identificar situaciones especiales: embarazo, deportistas, personas mayores, pacientes con dislipemias o trastornos inflamatorios crónicos, donde los ácidos grasos pueden tener un papel relevante.
  6. Evitar el uso de suplementos con grasas trans o sin certificación de calidad. Es importante tomar suplementos de calidad, ya que algunos pueden contener aceites perjudiciales para la salud.