La farmacia ante la lucha contra la pandemia de la salud mental

Cada vez es mayor la conciencia que existe entre la sociedad sobre la importancia de cuidar la salud mental como parte esencial de la salud y el bienestar. No cabe duda de que la pandemia de la covid-19 ha tenido un rol clave en este sentido, ya que no son pocas las secuelas psicológicas que ha dejado en la ciudadanía.

Según el informe científico ‘Salud mental y COVID-19: Evidencia temprana del impacto de la pandemia’, publicado el pasado mes de marzo por la Organización Mundial de la Salud (OMS), se confirma un aumento de problemas de salud mental en la población general durante la pandemia. Un incremento que viene marcado por factores como la soledad, el miedo al contagio o a la muerte, el duelo por haber perdido un ser querido y las preocupaciones económicas.

Afecciones como la depresión o la ansiedad están ya tan integradas en nuestro día a día que se habla del inicio de una pandemia de salud mental, en la que apenas nos estamos adentrando. Por todo ello, es fundamental que se lleve a cabo un abordaje integral de los problemas relacionados con esta área, en el que el farmacéutico comunitario esté integrado junto al resto de profesionales sanitarios. 

En este sentido, la Federación Farmacéutica Internacional (FIP) ha publicado dos manuales para apoyar la práctica farmacéutica a la hora de brindar servicios relacionados con la salud mental, tanto en tareas de prevención y detección, como de consejo y adherencia a la medicación, o gestión ante la aparición de crisis.

La relación próxima y de confianza que se establece entre farmacéutico y paciente es determinante a la hora de tratar este tipo de problemas, teniendo en cuenta además los prejuicios que siguen existiendo en torno a recurrir a expertos de la salud mental como son los psicólogos o los psiquiatras. Ante ello, el farmacéutico puede ser ese profesional amigo que detecte la existencia de un posible problema y aliente a dar el paso hacia la búsqueda de ayuda especializada.

Se debe tener siempre presente que, tal y como establece la OMS, la salud mental es un derecho humano fundamental y un elemento esencial para el desarrollo personal, comunitario y socioeconómico, que se debe cuidar en todas las etapas de la vida. Y los farmacéuticos no pueden quedar exentos de ese cuidado, ya que el bienestar mental de sus pacientes debe formar parte de sus prioridades.