El sueño, un escudo natural contra la demencia

En España, alrededor de 900.000 personas viven con demencia, una cifra alarmante que continúa creciendo con el envejecimiento de la población. Investigaciones recientes destacan la relación entre el sueño adecuado y la reducción del riesgo de desarrollar esta enfermedad neurodegenerativa. Según un estudio publicado en Nature, las personas que dormían por periodos cortos de forma continuada presentaban un 30% más de riesgo de padecer demencia respecto a quienes tenían patrones de sueño normales. 

El sueño no es solo un proceso reparador, sino un mecanismo esencial para el buen funcionamiento cerebral. La falta de sueño crónica puede acelerar el deterioro cognitivo, propiciando la aparición de enfermedades como el Alzheimer. En esta línea, un estudio señala que quienes duermen menos de seis horas por noche tienen un 30% más de riesgo de desarrollar demencia.

Además, la siesta, una práctica arraigada en la cultura española, también ha sido objeto de estudio. Las siestas cortas (de 15 a 30 minutos) pueden mejorar la memoria y las funciones cognitivas, reduciendo el riesgo de demencia en la vejez. Este hallazgo, basado en investigaciones de la Universidad Autónoma de Madrid, refuerza la idea de que el descanso, tanto nocturno como diurno, es crucial para la salud cerebral.

Dormir en exceso se asocia con un mayor riesgo de demencia

Sin embargo, no todo el sueño es beneficioso. Mantener periodos de sueño de larga duración (más de 9 horas en adultos, según BMJ) puede estar asociado al deterioro cognitivo, según el estudio europeo Sueño y cognición en mayores (Sleep and Cognition in the Older Adult). Este fenómeno, conocido como hipersomnia, podría ser un signo temprano de deterioro cognitivo, alertando sobre la necesidad de una evaluación médica.

Así, la evidencia científica subraya la importancia de un sueño de calidad como herramienta preventiva contra la demencia. En un país como España, donde la expectativa de vida es alta y el envejecimiento de la población es un reto constante, adoptar hábitos de sueño saludables se presenta como una estrategia clave para preservar la salud mental en la tercera edad.

Los hábitos de sueño saludables son fundamentales para el bienestar físico y mental. Para mejorar la calidad del sueño se recomienda establecer un horario regular, acostándose y levantándose a la misma hora todos los días. Además, conviene evitar el consumo de cafeína y alcohol antes de dormir, así como reducir la exposición a pantallas electrónicas. Crear un ambiente tranquilo y oscuro en el dormitorio, y utilizar técnicas de relajación como la meditación o la lectura antes de acostarse también contribuyen a un sueño reparador y al mantenimiento de la salud cognitiva a largo plazo.