Así es el desequilibrio entre bacterias ‘buenas’ y ‘malas’ en el microbioma intestinal debido al exceso de alcohol
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Así es el desequilibrio entre bacterias ‘buenas’ y ‘malas’ en el microbioma intestinal debido al exceso de alcohol
Diversos estudios se han centrado en la relación entre la ingesta alta de bebidas espirituosas y la disbiosis que se produce en las poblaciones bacterianas del intestino y que pueden derivar en daños hepáticos.

Escrito porRedacción MF
Publicado: 06 marzo 2025
Es bien conocido que el consumo de alcohol no es bueno en ningún caso para la salud, pero varios equipos de investigación se están enfocando en dar respuesta a cómo las bebidas espirituosas perjudican al microbioma intestinal. Si tradicionalmente se ha tratado de explicar las consecuencias que tiene la ingesta excesiva en personas que padecen de trastorno por consumo de alcohol, los nuevos enfoques van orientados a conocer su impacto también en personas aparentemente sanas pero que se dan atracones de alcohol.
Una investigación publicada en The Lancet fue a resolver ese enigma: tras examinar los microbiomas de 71 pacientes de 18 a 25 años que no padecían trastorno por consumo de alcohol pero que sí reconocían haber consumido cuatro o más copas en un plazo de dos horas, en el caso de mujeres, o cinco en el de hombres, presentaban cambios en su microbioma. Estos estarían directamente vinculados a un mayor deseo de beber alcohol.
Asimismo, hallazgos previos iban en una vía similar la cual sugiere que el consumo excesivo de bebidas espirituosas se asocia con un aumento de los marcadores sanguíneos de inflamación.
Los atracones de alcohol parecían tener relación con cambios en el microbioma de jóvenes de 18 a 25 años
En concreto, la definición gira en torno a la “disbiosis” que provoca este mal hábito. Es decir, el desequilibrio entre bacterias ‘buenas’ y ‘malas’ dentro del intestino y se asocia a más inflamación y enfermedad en comparación con un microbioma sano. Se debe a que el intestino de los bebedores crónicos tiene el revestimiento intestinal dañado y es más permeable. Frente a otro sano, con una barrera protectora más robusta, el tejido perjudicado propicia la entrada de microbios, alimentos y toxinas potencialmente patógenas a la sangre y al resto del organismo.
De hecho, es el hígado el que se puede ver más afectado debido a estas ‘fugas’ en el revestimiento intestinal y de esta manera causar inflamación y daños hepáticos. Y la relación con el cerebro está, entre otros factores, en el de que podría influir en un mayor deseo de beber, por lo que se estaría retroalimentando con una mala salud intestinal.
De momento, los resultados más claros respecto a esta hipótesis se han dado en modelos animales, ya que se controlan todos los aspectos del día a día. En pacientes es difícil controlar la dieta que llevan u otros problemas asociados a la salud.
En este sentido, los profesionales apuntan igualmente a que un microbioma variado y rico contribuye a un intestino más sano. Por lo que, al mismo tiempo que el alcohol podría contribuir a la destrucción de la flora intestinal, existen otros alimentos de origen vegetal o cuyos procesos de fermentación permiten repoblar las paredes intestinales.