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Abordaje de la depresión desde la farmacia

Casi 4 millones de personas sufren depresión en España y cerca del 15% de la población padece ansiedad o estrés. Este 13 de enero se conmemora el Día Mundial de la Lucha contra la Depresión, una patología en la que la farmacia juega un papel clave tanto en la detección como en el tratamiento.

Abordaje de la depresión desde la farmacia

Escrito porRedacción MF

Publicado: 11 enero 2024

La depresión es uno de los trastornos de salud mental más comunes y, pese a las creencias erróneas, no se trata de tener un mal día o sentir tristeza, sino que se presenta como una enfermedad prolongada en el tiempo que interfiere en las actividades de la vida diaria.

Solo en España el consumo de antidepresivos ha aumentado un 50% en la última década, según datos de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE) que constatan esta tendencia creciente en el uso no sólo de estos fármacos, sino también de ansiolíticos.

Respecto a las causas que desencadenan esta patología, se desconoce el motivo exacto, pero suelen influir factores biológicos, psicosociales y personales. Además, su detección tiende a ser difícil incluso para el entorno del paciente ya que los síntomas son muy diversos: desasosiego, irritabilidad, pérdida de interés, cambios en el apetito, trastornos del sueño, fatiga, dificultad para concentrarse…

La cercanía y la recurrencia de los pacientes a la oficina de farmacia hace que el profesional farmacéutico se convierta en un pilar fundamental para muchos pacientes con depresión y en fuente de consulta por su gran accesibilidad.

Otras de las labores del farmacéutico con estos pacientes es asegurarse del buen uso de los medicamentos y su adherencia al tratamiento. Olvidos, miedo a los efectos adversos o pánico a desarrollar una adicción hacen que muchas de las personas con depresión descuiden su medicación.

Algunos de los consejos que podemos ofrecer a los pacientes desde detrás del mostrador son: exteriorizar los sentimientos, evitar el aislamiento, hacer ejercicio con regularidad, cuidar la alimentación, practicar meditación o ejercicios de relajación y cuidar una adecuada higiene del sueño.