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Fotoenvejecimiento, guía para evitar este daño en la piel

El fotoenvejecimiento es el envejecimiento prematuro de la piel causado por la radiación ultravioleta del sol, una exposición que produce arrugas, manchas solares y pérdida de elasticidad. Te contamos cómo evitarlo.

Mujer tomando el sol con protección

Escrito porRedacción MF

Publicado: 25 junio 2024

El fotoenvejecimiento es un proceso en el que el colágeno, elastina y otras fibras de la estructura de la piel envejecen de manera prematura, principalmente por la exposición acumulativa a la radiación ultravioleta (UV) del sol. Este fenómeno no solo supone un problema estético, sino que también tiene implicaciones importantes para la salud de la piel, pudiendo causar enfermedades cutáneas graves.

A diferencia del envejecimiento, que es un proceso natural y gradual debido al paso del tiempo y factores genéticos, el fotoenvejecimiento se acelera por factores externos, principalmente la radiación solar. Los principales signos que indican este proceso son la aparición de arrugas profundas, pérdida de elasticidad, manchas solares (léntigos), textura áspera y telangiectasias (dilatación de pequeños vasos sanguíneos).

Factores de riesgo del fotoenvejecimiento

Existen diversos factores que aumentan el riesgo de desarrollar fotoenvejecimiento, algunos de ellos son:

  • Exposición solar: la principal causa es la exposición prolongada y sin protección a los rayos UV. Tanto los rayos UVA como los UVB contribuyen al daño de la piel, aunque los UVA penetran más profundamente, afectando la dermis y causando daño colateral al colágeno y la elastina.
  • Fototipo de piel: las personas con fototipos de piel más claros (I y II) son más susceptibles al daño solar debido a la menor cantidad de melanina, que proporciona cierta protección contra los rayos UV.
  • Hábitos de protección solar: la falta de uso de protectores solares, ropa protectora y sombreros aumenta significativamente el riesgo de fotoenvejecimiento.
  • Factores ambientales: la altitud, la latitud y la reflexión de superficies como el agua, la nieve y la arena también influyen en la cantidad de radiación UV que recibe la piel.

Tratamientos disponibles para revertir el fotoenvejecimiento

Para hacer frente al fotoenvejecimiento se puede optar por una combinación de tratamientos tópicos, procedimientos dermatológicos y terapias sistémicas, como:

  • Retinoides: son derivados de la vitamina A y se consideran el producto de oro para el tratamiento del fotoenvejecimiento. Mejoran la textura de la piel y reducen las arrugas y las manchas solares.
  • Antioxidantes: los productos que contienen vitamina C, vitamina E y ácido ferúlico ayudan a neutralizar los radicales libres generados por la exposición UV.
  • Ácidos hidroxi: los alfa-hidroxiácidos (AHA) y beta-hidroxiácidos (BHA) exfolian la piel, mejoran la renovación celular y suavizan las arrugas superficiales.
  • Peelings químicos: utilizan soluciones ácidas para exfoliar las capas superficiales de la piel, mejorando la textura y el tono.
  • Microdermoabrasión: es una técnica que exfolia y rejuvenece la piel mediante el desgaste controlado de la capa córnea.
  • Láser y Luz Pulsada Intensa (IPL): estas tecnologías láser eliminan manchas solares, reducen las arrugas y promueven la síntesis de colágeno.
  • Los suplementos orales con antioxidantes: como el licopeno, el beta-caroteno y los extractos de polifenoles, pueden complementar los tratamientos tópicos y mejorar la resistencia de la piel al daño UV.

Estrategias de prevención desde la farmacia

La prevención es clave para minimizar el impacto del fotoenvejecimiento. Los farmacéuticos pueden desempeñar un papel crucial al educar a los pacientes sobre diversas estrategias efectivas. Es importante recomendar el uso diario de protectores solares de amplio espectro con un SPF de al menos 30, enfatizando la importancia de aplicarlos generosamente y reaplicarlos cada dos horas o después de nadar o sudar.

Además, se debe animar a los pacientes a utilizar ropa que cubra la piel, sombreros de ala ancha y gafas de sol con protección UV para minimizar la exposición directa al sol. También es aconsejable evitar la exposición solar durante las horas pico, de 10 de la mañana a 4 de la tarde, cuando los rayos UV son más intensos.

Una dieta rica en frutas y verduras, que contienen antioxidantes naturales, también puede ayudar a proteger la piel desde el interior, ofreciendo una defensa adicional contra el daño solar. Por último, es fundamental informar sobre los riesgos asociados con el uso de solariums y camas de bronceado, que emiten rayos UV en niveles significativamente más altos que la luz solar natural, aumentando el riesgo de daño cutáneo y fotoenvejecimiento.